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'De día los utilizamos para recoger verduras y de noche los abandonamos a su suerte'

Fotografía: Médicos del Mundo Andalucía

'De día los utilizamos para recoger verduras y de noche los abandonamos a su suerte'

Declara Sofía Gallego, miembro de la junta directiva de Médicos del Mundo en Andalucía, en relación con el desalojo del asentamiento conocido como “Almericien”
Esencial
  • El Ayuntamiento de El Ejido desaloja a cerca de 300 personas que residían en asentamientos precarios sin ninguna alternativa de vivienda.

Nuestra organización, que lleva más de una década trabajando en el poniente almeriense, manifiesta su rechazo a esta decisión que agrava aún más su situación de las personas afectadas y puede perjudicar gravemente su salud, en especial la de los niños y niñas. Dejarles sin ningún lugar en el que cobijarse complica hasta límites extremos la vida de quienes ya de por sí tienen dificultades para acceder a los recursos sociales y sanitarios.  

“De día los utilizamos para recoger nuestras verduras en los invernaderos a bajo coste y de noche los abandonamos a su suerte”, critica tajante Sofía Gallego, miembro de la junta directiva de Médicos del Mundo en Andalucía, en relación con el desalojo de este asentamiento conocido como “Almericien”. 

“Tras más de una década recorriendo los asentamientos precarios en El Ejido y otras zonas de la provincia, sabemos que no son lugares para vivir -y menos con menores-, pero la solución no puede ser derribar lo poco que tienen de un día para otro sin ninguna alternativa”, afirma Gallego. Destaca especialmente el riesgo para la salud infantil que suponen estos procesos, cuando la infancia debería recibir una especial protección, como ha recordado El Comité de los Derechos del Niño de Naciones Unidas al afirmar que el derecho a una vivienda adecuada debe aplicarse a todos los niños y niñas, sin distinción ni restricción de ningún tipo (tampoco por origen o procedencia). 

“Como en el caso de las demoliciones de casas y colegios en Palestina, que ocurren de un día para otro, los niños y niñas que viven en los asentamientos precarios almerienses se levantan cada día sin saber si a la noche tendrán un techo que les abrigue. Las consecuencias psicológicas que les genera esa incertidumbre y ese miedo son terribles”, concluye la portavoz de la organización humanitaria. 

Infraviviendas y sus efectos en la salud  

Las infraviviendas que habitan influyen directamente en la salud y el bienestar general de las personas: desde la insalubridad debida a la falta de canalizaciones para la evacuación de agua y de acceso a agua potable, a las deficiencias en la ventilación o la calefacción. Todo ello provoca problemas físicos -desde respiratorios hasta dermatológicos- pasando por alteraciones en el sueño producidos por la amenaza de desalojos.  

A ello se añaden las dificultades sanitarias propias de este contexto, con problemas de acceso a la atención sanitaria por la distancia que hay entre los asentamientos y los centros médicos. Las personas migrantes que viven en dichos asentamientos tienen más posibilidades de padecer trastornos de la salud mental y sufren patologías serias por los efectos del consumo de agua contaminada por pesticidas en su salud. Todas estas consecuencias se agravan en el caso de los menores y dificultan su desarrollo físico y mental. 

Pero más perjudicial todavía que una vivienda en malas condiciones es la falta de ella; y esta es la situación a la que quedan abocadas las familias expulsadas tras la decisión del consistorio de El Ejido el 2 de octubre pasado. Las instituciones públicas deben intervenir para dar soluciones a estas precarias condiciones de vida que atentan contra los derechos humanos. Sin embargo, en lugar de actuar para mejorarlas, se les priva de lo poco que tienen. 

Los desalojos forzosos o la falta de hogar suelen tener un profundo efecto en los niños y niñas

Críticas internacionales ante desalojos y desahucios 

Según la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, la carencia de una vivienda adecuada, los desalojos forzosos o la falta de hogar suelen tener un profundo efecto en los niños y niñas debido a sus necesidades específicas, dado que afectan su crecimiento, desarrollo y disfrute de toda una gama de derechos humanos, en particular los derechos a la educación, la salud y la seguridad personal. 

Diferentes organismos internacionales llevan años advirtiendo a España sobre la situación habitacional. En 2018, el Comité de los Derechos Económicos Sociales y Culturales volvió a expresar su preocupación por el derecho a la vivienda en España. En concreto, manifestó su preocupación por “el número significativo de hogares que no cuenta con vivienda en condiciones adecuadas y el alto número de personas sin hogar”. E instó al Estado español a adoptar “un marco legislativo que establezca requisitos y procedimientos adecuados para llevar a cabo desahucios o desalojos forzados, que entre otros incorpore los principios de razonabilidad y proporcionalidad, así como las debidas garantías legales y procesales para las personas afectadas, asegurando que tengan acceso a una compensación o la opción de una vivienda alternativa adecuada, sean informadas con un plazo suficiente y razonable de notificación sobre las decisiones que ordenen los desahucios y tengan acceso a un recurso judicial efectivo”. También en 2018, el Comité de los Derechos del Niño expresó su preocupación por “los casos de niños que viven en barrios marginales y en viviendas deficientes en algunas comunidades autónomas, particularmente niños romaníes y niños de origen migrante, así como los casos de desahucio de familias con niños.” 

¿Qué hace Médicos del Mundo en Almería? 

Desde 2008, Médicos del Mundo Almería lleva a cabo un proyecto enfocado a la intervención socio sanitaria a personas migrantes residentes en los asentamientos precarios de la provincia de Almería. Una de las zonas donde se trabaja asiduamente es la zona del poniente Almeriense.  

La población africana que reside en las zonas de invernaderos sufre en un gran porcentaje altas tasas de segregación y dificultad para acceder a una vivienda digna. Los sitios donde habitan suelen ser cortijos entre invernaderos, pisos compartidos en donde viven de manera hacinada, naves abandonadas, chabolas construidas con maderas y plásticos, etc. Muchas veces, sin luz ni agua potable.  

Nuestro programa y los recursos que disponemos como la unidad móvil y un equipo personas formado por técnicos y voluntariado nos permiten el acercamiento y el contacto directo con la población migrante directamente en el lugar donde residen.  

Nuestra unidad móvil se desplaza de forma periódica a cada uno de los asentamientos, donde realizamos apoyo psicológico y prevención de enfermedades, incluidas las de transmisión sexual, entre otras acciones.  También acompañamos a estas personas a los servicios sanitarios y sociales siempre que es necesario, ofrecemos talleres formativos y les ofrecemos herramientas que disminuyen el riesgo de padecer enfermedades mentales. Todas las actividades se realizan gracias a la colaboración de un equipo de voluntariados formados en diferentes disciplinas.  

En estrecha colaboración con el Distrito Sanitario Poniente, atendemos casos concretos tales como personas con riesgos de abandono terapéutico por no poder costear sus tratamientos médicos, persona sin tarjeta sanitaria, personas con VIH, cobertura de lactancia artificial para madres con VIH, etc.  

Asentamientos en El Ejido.