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Expulsadas a un lugar que ya no es hogar

Fotografía: Médicos del Mundo

Expulsadas a un lugar que ya no es hogar

La puerta de atrás de la terminal de vuelos internacionales del aeropuerto de Ciudad de Guatemala es un hervidero de gente. Dos, tres, cuatro días en semana; dos, tres, cuatro vuelos al día; cientos y cientos de personas llegan con los mismos zapatos, la misma camiseta, y entre sus manos un saquito con un puñado de pertenencias que, a veces, resumen forzadamente años y años de sus vidas en Estados Unidos. Son las personas retornadas, expulsadas a sus países de origen por estar en situación administrativa irregular. Un día migrantes, hoy retornadas, siempre personas de vuelta a un lugar que en muchas ocasiones ya no es hogar.

Miles de personas llegan cada semana a México, Guatemala, El Salvador y Honduras, entre otros, provenientes de Estados Unidos. Por ejemplo, solo entre enero y febrero de este año, 50.992 personas fueron deportadas a El Salvador, Honduras y Guatemala, un 54,6% desde México y un 45,2% desde Estados Unidos. Además, según los datos oficiales de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza, bajo el uso del Título 42 -la controvertida ley que impulsó el expresidente de EEUU Donald Trump-, se estima que 1,7 millones de migrantes han sido expulsados al último país que transitaron –sin ser su país de origen- desde su implementación en marzo de 2020 hasta abril de 2022. 

“A veces montan a estas personas en el avión, les dicen que van a seguir su proceso migratorio y cuando aterrizan aquí se dan cuenta de que han sido expulsadas de vuelta a su país de origen, totalmente engañadas”, denuncia Lesbya Espinal, migrante retornada y socia fundadora de la Asociación de Retornados Guatemaltecos (ARG), desde donde tratan de que estas personas tengan una acogida más amable y justa. 

Espinal, como tanta gente que hoy se agolpa a las puertas del aeropuerto, vio interrumpida bruscamente su vida con el proceso de expulsión. Decidió migrar en el año 2005, por reunificación familiar. Migró con sus dos hijos y vivió 9 años en el Estado de Florida. En el año 2013 se enfrentó al proceso de retorno forzado por su situación administrativa irregular. Ahora, que dedica casi todo su tiempo a tratar de que este proceso sea menos duro para otras personas, aún se rompe recordando cómo su marido, hijo y tantos planes de vida quedaron al otro lado de la frontera y de la rígida ley migratoria.  

Por si el proceso de retorno no fuera ya de por sí difícil para estas personas, la ausencia de acogida por parte del sistema termina por afectar a su salud mental y física. Recién aterrizadas en sus países, existe todo un entramado de engaño y extorsión, como taxis que cobran el doble por llevarles a casa, personas que le cambian dinero a un valor más elevado o simplemente estafadores que les roban las pocas pertenencias que traen nada más poner un pie en su país de origen. La mercantilización del sufrimiento es tal que asociaciones como ARG acuden cada día a la llegada de estos vuelos y dan orientaciones claves para el traslado de estas personas a sus antiguos hogares –si es que los tienen-, prestan el teléfono para llamar a sus seres queridos y orientan sanitaria y laboralmente a estas personas que llegan muy desorientadas. 

Además de ser expulsados de un país donde vivieron durante años o al que trataban de llegar en busca de una vida mejor, son expulsados de un sistema –el de sus países de origen- que ya no reconocen. Con la documentación caducada, sin acceso a la salud u otros servicios hasta que la renueven, sin una red de contactos sociales y laborales, incluso a veces sin recordar su idioma materno si migraron siendo muy pequeños, una red de acogida es crucial para los proyectos de vida que ahora tienen que construir. 

 

La salud en un momento crucial de sus vidas 

 

La prioridad de estas personas al llegar a un centro de atención es llegar a su casa (50%), contactar con su familia (26,57%) o tener asistencia médica (7,14%), según un informe reciente de Médicos del Mundo. Aunque por lo general son personas físicamente sanas, las enfermedades más frecuentes de las personas retornadas son infecciones respiratorias, diarrea, enfermedades cutáneas, ansiedad y depresión. Cabe señalar que solo el 16% de estas personas han recibido atención psicológica. 

Así, organizaciones como Médicos del Mundo, velan por asegurar el derecho a la salud de las recién expulsadas. Con el apoyo de ARG, nuestra organización pasa consulta médica, de enfermería y psicológica frecuentemente a estas personas, que pueden enfrentar distintos diagnósticos, pero que sobre todo median con un profundo duelo psicológico que ha dejado sus vidas en stand by. 

“Cuando regresas, regresas sintiéndote una persona totalmente desconocida dentro de tu país, que te vio nacer pero que ya no te sientes parte de él. La incertidumbre te genera mucha ansiedad. Hemos tenido situaciones de estrés agudo, estrés postraumático y trastornos de adaptación”, explica con una voz melosa necesaria en estas consultas María José Rodríguez, psicóloga especializada en migraciones en Médicos del Mundo en Guatemala. 

La psicóloga apunta a que llega a generarse una inestabilidad emocional completa en los pensamientos de estas personas, en sus emociones y en sus redes familiares y sociales. “Tienen sentimientos muy encontrados: desesperanza, frustración, tristeza, ira... Te encuentras en un lugar donde muchas veces ya no tienes redes familiares, vínculos afectivos o redes de apoyo que te contengan emocionalmente”, señala Rodríguez. 

 

La vergüenza y el estigma  

 

Además, las personas migrantes retornadas, tienen que afrontar el estigma de haber fracasado en sus sueños y planes de vida. “Algo habrá hecho para que lo devuelvan” es la frase más apuntada a estas personas, que en muchas ocasiones lo único que han hecho es no haber podido acceder a una regularización de su situación administrativa en el país al que migraron.  

“Algunas veces por pena, otras por vergüenza, no llegan a su lugar de origen porque se sienten derrotados por haber sido expulsados”, cuenta Espinal. 

“Te encuentras con una sociedad que tampoco te recibe de buena manera. Sufres discriminación, burlas, cuestionamientos de por qué te regresaron, porque fuiste una persona fracasada, porque no hiciste las cosas bien, porque cometiste algún delito... Lo que estas personas hacen frente a esta estigmatización para protegerse es encerrarse en sí mismas", evidencia la psicóloga de Médicos del Mundo. Llegar a los servicios sociales disponibles es una tarea ardua para estas personas en estas condiciones. 

 

Qué hace Médicos del Mundo 

 

Médicos del Mundo, en acompañamiento con la Asociación de Retornados Guatemaltecos, brindamos apoyo en atención primaria y psicológica a las personas retornadas en Centroamérica. 

La organización, presente en la región centroamericana desde hace 25 años, trabajamos para facilitar el acceso a la salud de las personas migrantes en tránsito, retornadas y desplazadas forzadas internas en Guatemala, Honduras y El Salvador.   

Fortalecemos las capacidades del personal de las instituciones estatales y las organizaciones de la sociedad civil para una atención integral. Contribuimos a la actualización del Protocolo de Recepción y uso adecuado para las derivaciones seguras, las normas mínimas para la protección de la infancia en la acción humanitaria, así como la salud mental y apoyo psicosocial en emergencias humanitarias y catástrofes.