Dona

Migrar es también cosa de niñas y niños

Fotografía: Médicos del Mundo

Migrar es también cosa de niñas y niños

Esencial

A veces incluso lo hacen solos. Las dificultades del camino les hace ser mayores demasiado pronto. El flujo migratorio de niños, niñas y adolescentes ha aumentado su peso relativo en los últimos cinco años. Hablamos del norte de Centroamérica, Panamá y México, donde ser menor migrante no es un juego de niños. 

 

¿Por qué migrar solo y sola cuando eres un niño, niña o adolescente? La violencia e inseguridad, la desprotección, la falta de oportunidades educativas y económicas, el impacto de la crisis climática y los efectos socioeconómicos derivados de la COVID-19 son algunos de los factores que han empujado a la migración al grupo de personas más vulnerable.  

Por mencionar algunos datos: El Banco Interamericano de Desarrollo estima que un millón de niños, niñas y jóvenes de El Salvador, Honduras y Guatemala ya no regresarán a la escuela después de la pandemia; en los últimos cinco años 16.327 menores de 18 años murieron de forma violenta en El Salvador a causa de la violencia de pandillas y en los últimos 10 años la Fiscalía General recibió más de 12.000 denuncias por desaparición de mujeres: el 42% de ellas de niñas de entre 13 y 17 años; y en Guatemala la desnutrición afecta al 46,5% de los de los y las menores de 5 años, según el Informe Niños, niñas y adolescentes en situación de movilidad humana en el Norte de Centroamérica, México y Panamá del Grupo Regional sobre Riesgos, Emergencias y Desastres para América Latina y el Caribe (REDLAC). Y son muchas, muchas causas más las que apoyan el derecho inalienable de estos menores a migrar. 

Los datos reflejan la grave situación que existe en la frontera que todas estas personas quieren alcanzar. Estados Unidos recibió a 122.000 migrantes menores y adolescentes no acompañados solo en 2021, casi el doble que en 2019. La tendencia de esta cifra a aumentar es más preocupante si la comparamos con los datos de la última década. 

 

 

Un camino de obstáculos 

 

En el camino sufren explotación sexual, laboral, violencia física y malos tratos por parte de las autoridades migratorias. La salud física y psicológica se ve gravemente afectada, especialmente su salud sexual y reproductiva; agresiones sexuales, secuestros y explotación sexual; así como ser víctimas de trata, robos, amenazas y discriminación. 

REDLAC señala que los traficantes de personas o coyotes refuerzan la idea de utilizar a las niñas y niños como un pase de entrada a los Estados Unidos, enraizando en el imaginario de las personas la posibilidad de obtener la protección como refugiada a través de los pequeños. 

Los menores, ante el temor de ser detenidos y, posteriormente deportados, evitan utilizar los albergues para personas migrantes y refugiadas, quedando en total desprotección durante el tránsito. En su lugar prefieren pernoctar en las calles, donde pueden ser víctimas de violencias y delitos. 

En este sentido, al ser la violencia uno de los factores que motiva la salida del país, esta sigue presente cuando llegan a sus destinos o retornan a sus países de origen. Pueden volverse tímidos, temerosos, o presentar dificultades para adaptarse a los cambios e integrarse en nuevos espacios como la escuela.  

 

 

Un refugio de amor 

 

Cuando un menor o adolescente no acompañado o separado de su familia es identificado, se notifica al Estado, quien pasa a tener su tutela hasta resolver su situación. En Guatemala, por ejemplo, donde Médicos del Mundo trabaja desde hace 25 años, se avisa a la Procuraduría General de la Nación y la Secretaría de Bienestar Social, quienes se apoyan en centros de protección de la sociedad civil como los de la organización Refugio de la Niñez, donde se traslada a los menores. En estos centros, en los que trabaja Médicos del Mundo, reciben atención sanitaria, psicosocial, legal y educativa, por ejemplo. 

“Cuando entran acá, algunos entran con muchas barreras, no quieren hablar con nadie y sienten que todos les van a hacer daño. Nosotros como Médicos del Mundo no solo queremos garantizar su salud, sino también que se sientan bien con ellos y con nosotros", explica Ana Kimberly Janette, pediatra de Médicos del Mundo en uno de estos centros de Refugio de la Niñez, el de Raíces de Amor, donde la organización trabaja desde 2016.  

Raíces de Amor es un centro para menores migrantes no acompañados que ingresan en el sistema de protección especial, donde se garantiza su refugio y se les brinda educación, formación, afecto, techo, comida y ropa. 

Casi una cuarentena de menores vive en este centro en Ciudad de Guatemala. Procedentes de múltiples países, pero sobre todo de Centroamérica, presentan bajos niveles educativos y carecen de asistencia en salud, según el informe Hogar Raíces de Amor: Miradas desde la experiencia y percepción de niñas, niños y adolescentes migrantes no acompañados de Médicos del Mundo.  

Muchos pequeños y adolescentes manifiestan el deseo de querer ayudar económicamente a su familia y encuentran en la migración una salida para mejorar sus condiciones de vida. Otros provienen de familias desestructuradas, con conflictividad, abandono, abusos o agresiones dentro del núcleo familiar o por situación de desplazamiento forzada. En algunos casos han vivido en condición de calle, al verse imposibilitados de volver a sus hogares o comunidades por amenazas de violencia. 

También huyen de maras y crimen organizado, en los que su seguridad, integridad y vidas están amenazadas. Hay menores y adolescentes que presentan en sus cuerpos secuelas de esa violencia, al igual que conductas depresivas o agresivas.  

Raíces de Amor alberga también a madres niñas y adolescentes que han sufrido embarazos, ya sea por violación o relaciones consentidas. La experiencia de ser madre siendo niña o adolescente y migrar enfrenta múltiples riesgos, a lo que se suma la responsabilidad de asumir el cuidado y atención de su hija o hijo sola. 

El personal sociosanitario se esfuerza en formar una familia y que los menores vivan –a veces semanas, meses, incluso años- su infancia y adolescencia lo más ajenos posible a las duras circunstancias de sus historias de vida. En muchas ocasiones sus traumas les provocan inestabilidad, estrés, tristeza, depresión e incertidumbre sobre su presente y futuro. Con técnicas como el dibujo, expresan sus sentimientos y percepciones sobre su experiencia propia en el proceso migratorio de origen, tránsito y retorno. 

“Cuando salga de aquí, quiero estar con mi familia y jugar con ella, salir a pasear y bañarme con mis amigos, tener buenas amistades. Yo amo a mi familia”, explica en uno de estos dibujos un menor. 

“Salí de mi casa el 12 de febrero de 2017 a las 5am con una mochila bajo el hombro. Iba con mucho miedo pero feliz porque dejaría de sufrir”, cuenta otro adolescente. 

Las profesionales sociosanitarias de Raíces de Amor destacan también la resiliencia, valentía y ganas de aprender de estos menores y adolescentes. “Siempre piensan en un mejor mañana. Tienen espíritu de superación, capacidad de esfuerzo y no son conformistas. Quieren darse la oportunidad de un nuevo comienzo”, señalan. 

 

 

Qué hace Médicos del Mundo 

 

Médicos del Mundo trabajamos para facilitar el acceso a la salud de las personas migrantes en tránsito, retornadas y desplazadas forzadas internas en Guatemala, Honduras y El Salvador. 

La organización colabora con Refugio de la Niñez en Guatemala desde diciembre de 2016, con el objetivo de garantizar el derecho a la salud de menores y adolescentes migrantes sin acompañamiento. En estos centros de menores, prestamos atención médica, psiquiátrica y de enfermería. Además, fortalecemos la derivación y creamos rutas de referencia con el sistema de salud estatal y otras redes de apoyo.  

También apoyamos con insumos y medicamentos para tratamientos específicos, equipamiento y acondicionamiento de clínicas a estos centros de protección. Asimismo, fortalecemos el desarrollo a través de un plan de formación educativa y sensibilización, con énfasis en la implementación de nuevas metodologías educativas.