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Recorremos los campamentos de refugiados del sur de Italia y de Sicilia

Un miembro de Medici del Mondo contempla el Campo de personas refugiadas de Birgi, Trapani.

Recorremos los campamentos de refugiados del sur de Italia y de Sicilia

Lampedusa, la emergencia artificial. Angelo Pirola, coordinador de misión de Médicos del Mundo Italia

Desde Médicos del Mundo Italia hemos puesto en marcha una misión exploratoria enfocada a diagnosticar la situación actual y futura de los migrantes que están llegando desde Túnez y Libia hacia la isla de Lampedusa y que están siendo derivados a diferentes puntos del sur de Italia como consecuencia del conflicto libio y de las revoluciones que se están desarrollando en el norte de África.

Con el apoyo de Médicos del Mundo España y Francia, decidimos comprobar las condiciones de los centros de acogida y los campamentos a los que comienzan a ser enviadas las personas transferidas desde Lampedusa.

En los últimos días hemos visitado los centros de Manduria, Tarento y Brindisi en Puglia (en el extremo sur de la península italiana) y de Mineo, Caltanisetta, Porto Empedocle, y la Tendopoli de Birgi en Trapani, en Sicilia.

Desde el comienzo de las visitas la conclusión resulta clara: la clase dirigente en Italia ha sido capaz de producir una emergencia artificial e innecesaria. Se trata de una emergencia enorme, previsible, intencionada y conscientemente planificada por parte de algunos miembros del Gobierno italiano. La noticia es el caos y la mala gestión mientras centenares de personas inmigrantes se acumulan en Lampedusa, sin ningún sentido.

 

El Gobierno italiano está, una vez más, jugando con la opinión pública y la comunicación de masas. Las imágenes que transmite la televisión de la llegada de inmigrantes provocan un estado de alarma en la ciudadanía. En un recorrido por Italia, 6.000 ó 18.000 personas inmigrantes no son nada, son silenciosas, invisibles.

 

La estrategia de las autoridades estatales es clara. Mantener a las personas refugiadas en Lampedusa o en una ciudad de carpas y tiendas significa hacerlas visibles, exponerlas en los medios para hacerlas peligrosas. A través de la lente del microscopio más potente del mundo (la televisión) se las muestra como una amenaza.

 

Ahora estamos fuera de la ciudad de tiendas instalada en Manduria (Tarento). Ya la llaman Guantánamo. Muchos inmigrantes recién llegados ya han huido. Si la huida es un error o no, no lo sabemos, pero sí sabemos reconocer la fuga como un síntoma.

 

Las personas que han llegado en los últimos meses son, en su mayoría, jóvenes fuertes y sanos, con educación superior y, en muchos casos, tienen algún familiar en Italia, Francia o Alemania. Casi todo el mundo nos dice que en Túnez tenía un trabajo, pero con la revuelta, el turismo se ha desplomado y con él, su frágil economía. Si alguien le hubiera dicho lo que es cruzar el mar en un barco destartalado, nunca hubiera hecho la travesía. Tiene una meta, una quimera: Francia, Alemania, Roma, Milán, alguno habla incluso de Suecia “allí no hay crisis, allí trabajo (sic)”.

 

Tratan de salir huyendo, pero cada vez es más difícil debido a la fuerte presencia policial. Las estaciones están bajo vigilancia e incluso las patrullas de policía financiera de la zona patrullan los alrededores de Puglia en busca de los fugitivos.

Los abogados dicen que la solución más lógica sería emitir un permiso por razones humanitarias, a fin de que estas personas puedan llegar a sus familias dispersas en Europa. Pero iniciar este procedimiento, previsto en la legislación italiana y en los acuerdos internacionales, exige tiempo porque la valoración se hace persona a persona.

 

En resumen, tenemos mucho que hacer, ya sea prestando atención a una psicológica más cercana y oportuna o tratando las lesiones que se producen a fuerza de caminar. También podemos ayudarles poniéndonos en contacto con sus familiares para tranquilizarles y haciendo presión para derivar al sistema nacional de salud italiano en el caso de enfermedades crónicas o de urgencia.

 

Es sólo un grano de arena, pero sabemos que nuestra presencia puede ayudarles y puede servir para denunciar casos como el de Lampedusa, una reserva creada por el populismo y el miedo electoralista de un Gobierno que no nos merecemos.