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Salud mental: episodios traumáticos de una adolescente palestina

Fotografía: Nadine Swaity

Salud mental: episodios traumáticos de una adolescente palestina

Testimonios de Yasmeen, una joven palestina a quien le gusta “la vida sin complicaciones”, algo aparentemente sencillo que torna a difícil viviendo bajo la ocupación israelí
Esencial

10 de octubre, Día Mundial de la Salud Mental

La mitad de las enfermedades mentales comienza antes de los 14 años. En la adolescencia y los primeros años de la edad adulta se pueden producir muchos cambios, como de colegio o de hogar, entrada en la universidad o en el mundo laboral, el divorcio de los padres, o consecuencias derivadas del uso de las tecnologías, por ejemplo. Todas estas situaciones pueden producir estrés o aprensión. En algunos casos, si no se reconocen y controlan, estos sentimientos pueden causar trastornos mentales. Por eso la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha dedicado este año a la juventud el Día Mundial de la Salud Mental.

Si a las circunstancias propias de la edad se suma una orden de demolición sobre tu hogar, el estado de salud mental adopta otra dimensión. Es lo que le pasó a Yasmeen, una chica palestina de 16 años que vive con su madre, su padre, tres hermanas, cinco hermanos y tres cuñadas en un mismo hogar ubicado en la comunidad beduina de Al-Jifitlik, en el Territorio Ocupado Palestino.

Yasmeen se levanta a las tres de la mañana para ayudar a sus hermanos en la pequeña granja familiar de ovejas. También acompaña a sus hermanas menores a la escuela y después regresa a casa a cuidar el huerto. Al finalizar la jornada, sale a charlar con sus amistades o ve un rato la televisión, después ayuda a preparar la cena y se marcha a dormir. “Lo que más me gusta es trabajar en la granja, pero también disfruto mucho aprendiendo canciones nuevas”, explica Yasmeen, que asegura que le gusta “la vida sin complicaciones”, algo aparentemente sencillo que torna a difícil viviendo bajo ocupación israelí.

La familia de Yasmeen recibió dos órdenes de demolición, una en 2014 y otra en 2015. Desde hacía ya varios años, todos los miembros de la familia vivían con la amenaza constante de que cualquier día, en cualquier momento, su casa podría ser derribada. “Eso causa mucha angustia, aunque también había días que conseguíamos reírnos y olvidarnos de todo”, dice la joven.

Finalmente, el pasado 27 de noviembre, el Ejército y la Administración Civil israelí ejecutaron la demolición. En el momento del derribo, Yasmeen estaba fuera. En cuanto se enteró, corrió a su casa. Allí estaban los militares, varias excavadoras y su padre llorando. “Sentí que, de repente, tenía fuego en el pecho”, dice emocionada.

Yasmeen enfureció y se acercó a un militar para increparle. Llegaron a discutir y a forcejear. La angustia, la frustración y la desesperación rompían su intento de mantener la calma. Cuando la demolición finalizó, el resto de la comunidad les ayudó a recoger sus pocas pertenencias esparcidas en el suelo.

Los primeros días, la familia durmió en casa de algunos vecinos. Durante las noches posteriores a la demolición, Yasmeen tenía pesadillas que, a veces, duraban toda la noche. Se sentía triste, casi no comía y no entendía por qué ahora ya no tenía una habitación donde escuchar canciones nuevas. La relación con sus hermanos y hermanas empeoró y se generó una ruptura en la estabilidad familiar. “Sentía mucha furia contra mi familia, no sabía por qué, simplemente la sentía”, reconoce.

Yasmeen acudió al proyecto que nuestra organización gestiona para proporcionar atención en salud mental a la población víctima de violencia política en los distritos palestinos de Jerusalén Este y Jericó (Cisjordania). Esta iniciativa busca fortalecer a la población más vulnerable, dándoles herramientas para superar estas circunstancias adversas, al tiempo que brinda asistencia psicológica inmediata a las víctimas.

Yasmeen desconocía qué era la salud mental y el enfoque psicosocial, pero se acercó a nuestra organización porque tenía la certeza de que tenía que acabar con la situación que atravesaba. La valoración profesional identificó que el sufrimiento era tanto individual como familiar, por lo que plantearon realizar una intervención integral dirigida a los niños y niñas más pequeños, a los adolescentes, a la unidad familiar completa y a la comunidad. Las sesiones se centraron en mejorar las pautas de comunicación, definir unas nuevas normas de convivencia y desarrollar herramientas para afrontar posibles crisis. Durante varios meses, se llevaron a cabo sesiones individuales, grupales y en algunos casos también se invitaron a personas de la comunidad.

Después de un tiempo, Yasmeen ha conseguido recuperar el sueño, ya no discute tanto con sus hermanos y hermanas y se siente más tranquila en su nueva casa. “He aprendido a superar mis miedos, ahora veo que las relaciones amables, sin gritos y con cuidado mejoran el día a día de nuestra familia”, cuenta.

Además de en el Territorio Ocupado Palestino, Médicos del Mundo desarrolla proyectos relacionados con la salud mental en lugares como Ucrania, Siria, Angola y Mesoamérica. En España, también se utiliza el enfoque psicológico y social en la intervención con personas en situación de prostitución, personas sin hogar o migrantes, en lugares como Valencia, Galicia, Islas Baleares, Asturias, Aragón, Castilla La Mancha, País Vasco, Madrid, Asturias, Andalucía y Aragón.

10 de octubre, Día Mundial de la Salud Mental

Cada 10 de octubre se celebra el Día Mundial de la Salud Mental en más de cien países. Este año, centrado en la juventud, el lema es “Educación inclusiva, salud mental positiva”. En esta jornada, la OMS incidirá en la importancia de fomentar la resiliencia a edades cada vez más tempranas y en el avance hacia políticas de prevención más eficaces.