El niño que se salvó por las ramas de un árbol
El niño que se salvó por las ramas de un árbol
Esta es la historia de Paulo Carlitos, uno de los cientos de niños desplazados en el campo de Djon Segredo (Sofala, Mozambique).
El agua comenzó a entrar en la casa de golpe. Tenía tanta altura que era muy difícil llegar a la carretera. Decidimos subir a un árbol de mango, pero la fuerza del agua era tan grande que lo derribó. Mis amigos y yo nos mantuvimos agarrados a las ramas. Éramos tres amigos. El agua no paraba de subir.
En su caso, cuando intentaba encontrar tierra firme, unos hombres se lanzaron al agua a por él y sus dos amigos. La solidaridad humana y las ramas de un árbol le permiten hoy contarlo.
Cuando llegamos al campo buscamos un sitio donde poner nuestra tienda. Comenzamos a hacer una cabaña para esperar a los demás (…).
La peor marejada ciclónica fue el tsunami de personas desplazadas que provocaron las inundaciones y los intensos vientos. Se daba la circunstancia de que más del 50% de la población de Mozambique reside por debajo de la línea de pobreza, por lo que este ciclón se encontró con más de 14 millones de seres humanos viviendo en condiciones de pobreza extrema. Una suma de factores que hizo de Idai desatara una de las peores crisis humanas de la historia del país.
Por ello, en Médicos del Mundo activamos el protocolo de emergencia y nos desplazamos a trabajar a la zona devastada por el ciclón en tres áreas básicas: apoyo a centros de salud locales de la región, asistencia sanitaria en varios campos de personas desplazadas y apoyo psicosocial en el Hospital de Dondo, en la región de Sofala.
Fotografías y vídeo: © Czuko Williams.