En todo el mundo, el suicidio ocupa el decimoctavo puesto de causas de muerte (1,4% del total)[1]. Para la población mundial juvenil de entre 15 y 29 años, el suicidio es la segunda causa principal de muerte[2]. Las estadísticas recientes estiman que el 79% de los suicidios tienen lugar en países de bajos y medianos ingresos[3]. La relación entre la depresión y el intento de suicidio es bien conocida[4].
Según las nuevas estimaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS) publicadas en The Lancet en 2019, hay más personas que viven con trastornos mentales en zonas afectadas por conflictos de lo que se pensaba hasta ahora. Una de cada cinco personas vive con algún tipo de trastorno mental, desde depresión hasta trastorno de ansiedad, trastorno de estrés post-traumático, trastorno bipolar o esquizofrenia. Peor aún, casi uno de cada diez vive con una forma de trastorno mental moderado o grave.
En el territorio ocupado palestino (toP) viven 4,9 millones de personas, en el marco de una crisis prolongada que plantea graves dificultades para el cumplimiento de los derechos humanos. La población palestina del territorio ocupado ha sufrido años de violencia relacionada con el conflicto. En el último año se produjo un fuerte deterioro de la situación humanitaria en Palestina, al tiempo que la financiación humanitaria ha ido disminuyendo. Con base en las proyecciones de la OMS sobre prevalencia de trastornos mentales en poblaciones afectadas por emergencias, se calcula que en el toP aproximadamente 10.400 personas tendrían problemas graves de salud mental y 41.700 podrían tener problemas de leves a moderados que requieran apoyo psicosocial y de salud mental, incluidos al menos 26.000 niñas y niños en Gaza, en las condiciones actuales. Se espera que estas cifras aumenten, ya que los impactos en la salud mental tienden a manifestarse tiempo después de los eventos desencadenantes.
Los capítulos MdM están presentes en Palestina desde 1995. En junio de 2019 se ha realizado un estudio mixto sobre los factores de riesgo comúnmente asociados con el suicidio y los intentos de suicidio en Cisjordania, con el fin de prevenir mejor este fenómeno. Este estudio es parte de una estrategia integral de MdM para la integración de la Salud Mental y el Apoyo Psicosocial (SMAPS) en la atención primaria de salud con participación comunitaria.
Los principales hallazgos son los siguientes:
Sin embargo, es positivo constatar que la gran mayoría de pacientes participantes en el estudio mostraban disponibilidad para recibir tratamiento y atención en las salas de Urgencias, y eran sensibles a la buena voluntad de profesionales médicos y paramédicos. Además, en Palestina existe una red local de actores de SMAPS dispuestos a intensificar su trabajo. También es posible desarrollar intervenciones multicomponente de prevención del suicidio en los niveles primario y secundario de los servicios de salud, estableciendo un sistema de registro nacional; así como involucrando a profesionales SMAPS en los equipos del Urgencias para reforzar el trabajo multidisciplinar y proporcionar más apoyo psicosocial en la primera línea de atención y en la derivación a los servicios de SMAPS.
El 10 de octubre, día en que celebramos el Día Internacional de la Salud Mental, los capítulos de MdM presentes en Palestina quieren subrayar la importancia de:
Invertir tiempo y recursos en la realización de estudios basados en evidencias.
Combatir el estigma asociado con la salud mental, y en particular el suicidio.
Trabajar junto con los sistemas de salud pública y el nivel comunitario para abordar los problemas de SMAPS en conflictos prolongados y entornos humanitarios.
NOTAS:
[1] WHO, https://www.who.int/mental_health/prevention/suicide/suicideprevent/en/, 2018
[2] Ibid
[3] WHO, https://www.who.int/news-room/fact-sheets/detail/suicide, 2018
[4] Vidal, Gontijo & Lima, 2013