Novartis renuncia a una de sus patentes sobre Kymriah®, una victoria conseguida gracias a la movilización de la sociedad civil.
La impugnación planteada por Médicos del Mundo y Public Eye denunciaba el exponencial incremento de precios en los nuevos tratamientos que llegan al mercado. El propósito es llamar la atención ante los costes de estas novedosas terapias contra el cáncer -superiores a los 300.000€-, que presionan a los presupuestos de los servicios nacionales de salud y como consecuencia, ponen en riesgo la vida de las personas enfermas. En 2014, los excesivos precios de las medicinas contra la Hepatitis C llevaron al gobierno francés y a sus homólogos europeos a adoptar medidas de racionamiento. Sabiendo que las mismas causas provocan los mismos efectos, es muy probable que las terapias celulares contra el cáncer sufran igualmente este racionamiento.
Creando las condiciones para negociar a precios más bajos, Médicos del Mundo y Public Eye buscan también reducir los costes de futuras terapias de este tipo. La oposición a la patente es una efectiva herramienta para lograrlo, porque obliga a los propietarios a responder a los argumentos de quien solicita la anulación.
En una carta datada el 29 de noviembre, el despacho legal que representa a Novartis y a la Universidad de Pensilvania, poseedores de la patente, anunciaba que los propietarios ya no aprueban el texto por el que la patente fue otorgada, y que renunciaban a presentar una versión reformada. De hecho, han solicitado ellos mismos la revocación de la exclusiva. Con esta decisión, se detiene el procedimiento y la patente deja de existir como tal. Es una decisión histórica, el primer paso hacia un acceso justo al tratamiento.
La resolución confirma la naturaleza abusiva de esta patente, que la Oficina Europea nunca debió conceder. "Esta renuncia a la patente demuestra los abusos del monopolio, en concreto con las nuevas -y caras- terapias génicas y celulares. Los Estados aceptan pagar precios elevadísimos sobre la base de derechos de propiedad intelectual injustificados, pero que nunca se habían puesto en cuestión. Sin embargo, estos mismos Estados son quienes deben garantizar que se respetan los criterios por los que un medicamento puede ser patentado y nunca deben permitir exclusividades abusivas que cuestan millones de euros a los sistemas sanitarios”, explica Olivier Maguet, responsable del proyecto sobre medicamentos de Médicos del Mundo.
Lamentablemente, Kymriah® está protegido por otras patentes y esta decisión no autoriza a producir otro tratamiento biosimilar. Sin embargo, sigue siendo una sentencia histórica, porque refuerza la capacidad de los hospitales públicos de elaborar versiones parecidas fuera de la patente a precios más bajos, lo que podría suponer una reducción del precio de las terapias “de marca”. Esta alternativa existe y es viable, puesto que otros países europeos han recurrido a ella. También fortalece a las instituciones involucradas en la negociación para demandar precios más reducidos, basándose en la debilidad de los derechos de propiedad intelectual, y por lo tanto deslegitima a los monopolios. Finalmente, podría permitir a las organizaciones de la sociedad civil de todo el mundo usar razonamientos similares para presentar objeciones a patentes desmedidas.
Esta decisión es un primer paso que probablemente no llegará solo. Médicos del Mundo y Public Eye se reservan la posibilidad de adoptar iniciativas similares que permitan reducir precios y garantizar un acceso justo a los tratamientos. Es una etapa decisiva, para el que estamos más preparad@s que nunca.