Varias crisis consecutivas han azotado el Noreste de Siria (NES) y han seguido agravando la ya deteriorada situación humanitaria tras 12 años de conflicto. El conflicto sigue generando necesidades humanitarias, lo que repercute en el estado de salud física y mental de la población afectada.
La situación humanitaria en el país sigue deteriorándose cada vez más. Se estima que alrededor de 15.3 millones de personas necesitan ayuda humanitaria y protección, de ellas el 50,8% se encuentran en situación de extrema necesidad con un aumento de 0,7 millones desde 2022.
En cuanto a datos de salud, se estima que 12,23 millones de personas necesitan servicios de salud en el Noreste de Siria, incluidas 4,4 millones de personas desplazadas internas, 1,33 millones de niños y niñas menores de 5 años y, 3,38 millones de mujeres en edad reproductiva.
La disminución del poder adquisitivo debido al desplome de la moneda siria, los efectos de la crisis libanesa, la pérdida de medios de vida, la creciente inseguridad alimentaria, el acceso limitado a servicios básicos de salud, agua, saneamiento, higiene, educación, nutrición, protección y alojamiento, así como los efectos de los terremotos de febrero de 2023 y la pandemia de la COVID-19 han contribuido a este empeoramiento. Más del 80% de la población vive por debajo de la línea de la pobreza.
El contexto político y militar sigue muy volátil e inestable. Si bien el alto al fuego alcanzado en 2020 en la región noroeste redujo los niveles de violencia y desplazamientos masivos de población, durante 2022 y 2023 las hostilidades se han intensificado en todos los frentes del país y el acceso humanitario sigue todavía muy limitado en algunas zonas.
El sistema público de salud se ha visto severamente afectado con la destrucción de las infraestructuras, la salida del país de un gran número de profesionales de la salud y los problemas de acceso debido a la inseguridad o los desplazamientos masivos de la población afectada. Solo el 58% de los hospitales y el 53% de los centros de atención primaria funcionan en el noreste de Siria.
El riesgo de epidemias como el cólera, de enfermedades diarreicas, fiebre tifoidea, hepatitis A, polio, sarampión y otras enfermedades prevenibles mediante vacunas ha aumentado junto al número de personas con patologías mortales o enfermedades crónicas que tienen además un mayor riesgo de mortalidad o de tener complicaciones.
El número de refugios colectivos sigue cambiando periódicamente, lo que plantea problemas operativos en todos los sectores y sigue afectando de forma desproporcionada a la rehabilitación de los refugios y a la instalación de servicios de agua, saneamiento e higiene. Las fuertes nevadas y lluvias en la región durante el invierno están agravando aún más la situación, dificultando las vidas, especialmente de las personas desplazadas internos que viven en tiendas de campaña, así como para las que están desplazadas de sus hogares en pueblos cercanos debido a los daños y a problemas de seguridad.
La encuesta Nutrición SMART (Seguimiento y evaluación normalizados del socorro y las transiciones) realizada en el Noreste de Siria en mayo de 2022, indicó una tasa de desnutrición global aguda para niños y niñas de 6 a 59 meses de edad que oscilaba entre el 1,6% y el 5,5% de la población de esa edad. De todos/as los/as niños/as examinados/as en los 14 centros de salud, se ha observado una mayor proporción de desnutrición entre niños y niñas de 0 a 59 meses de edad; de enero a noviembre de 2022, de 48,616 niños/as examinados en los centros de salud, el 1.5% (745 niños/as) tenían desnutrición aguda grave y el 3.5% (1.713 niños/as) tenían desnutrición aguda moderada.