Dona

Hablamos con Miguel Ángel Villena, periodista y escritor

Fotografía: Felipe Giner
Miguel Ángel Villena es periodista y escritor

Hablamos con Miguel Ángel Villena, periodista y escritor

‘Cualquier persona debería llevar en la cartera un carnet de una o varias ONG’
Esencial

Miguel Ángel es autor del libro “España solidaria: Historia de la cooperación española al desarrollo (1986-2016)”

Miguel Ángel, ¿qué es la Ayuda Oficial al Desarrollo (AOD)?

La Ayuda Oficial al Desarrollo (AOD) es la dotación económica que destina un Estado a la cooperación internacional, es decir, a los países en vías de desarrollo. Los fondos proceden del Gobierno central, de las Comunidades Autónomas, de los Ayuntamientos y/o los sindicatos. La cantidad destinada se cifra en los Presupuestos Generales del Estado anuales.

“Los españoles somos muy solidarios”. Es la coletilla habitual de los medios de comunicación. ¿Cuánto tiene de cierto? Reaccionamos ante emergencias puntuales, pero ¿ante proyectos de desarrollo a más largo plazo?

La sociedad española es solidaria, pero es una solidaridad compulsiva, actúa por estímulos. Cuando hay un terremoto, una guerra, una oleada de refugiados, mayoritariamente contesta, ayuda y colabora. Pero no es solidaria en un sentido de organización de la sociedad civil. En muchos países europeos, como Francia, Inglaterra, Alemania, y sobre todo en los nórdicos, la gente está afiliada a una ONG, colabora con ella, y tiene una relación cotidiana, no sólo cuando hay una catástrofe. “España es solidaria”, es cierto, pero sólo cuando hay un estímulo.

Con casi 3.800.000 personas sin empleo en nuestro país, ¿cómo explicar que la cooperación exterior debe ser constante y no sólo a golpe de emergencia y de imágenes?

Creo que por dos motivos básicamente, uno altruista y otro egoísta, y no es un juego de palabras. El motivo altruista es el deber moral, político, cívico que tenemos de ayudar a los más necesitados, en este caso a los países en vías de desarrollo. Como personas y como sociedades tenemos un imperativo de ayudar. La razón egoísta es que en la medida en que los países pobres, las regiones más desfavorecidas del mundo tengan un mejor nivel de vida, con acceso a educación, a sanidad, y no padezcan hambrunas, repercutirá en que no haya oleadas de refugiados y de emigrantes. En la medida en que el mundo se reequilibre no habrá estas sangrantes imágenes de cientos de miles de personas tratando de llegar al mundo rico. Esas dos razones explicarían que, a pesar de la terrible crisis en nuestro país, la sociedad española debe ayudar a esos países.

España pasó de ser un país receptor de ayuda a ser donante a partir de 1982. La ayuda fue creciendo hasta estancarse con la crisis del 2008 e iniciar su caída hasta hoy. Se ha pasado de un 0,46% del PIB en 2009 al 0,13% actual. ¿Dónde queda el compromiso que adquirieron los países donantes en la Asamblea General de las Naciones Unidas de 1980 de aportar el 0,7% del PIB? ¿Hay alguna esperanza de alcanzarlo?

Esperanza hay porque cinco países europeos (Suecia, Luxemburgo, Noruega, Dinamarca y Reino Unido) lo han conseguido. En estos tiempos parece una quimera. Si no hubiera existido ese “banderín de enganche” de la ONU, yo creo que los países ricos hubieran destinado menos dinero a esta causa. A esos Objetivos de Desarrollo del Milenio que marcaron el 0,7% del PIB en AOD los han sustituido los Objetivos de Desarrollo Sostenible con un horizonte en 2030. Son estímulos que, aunque no se alcancen, favorecen una conciencia social y una presión mayor sobre los gobiernos. Es difícil, pero si cinco países lo han alcanzado ¿por qué no España?

En lo que respecta a las ONG de cooperación, ¿cuáles son los retos que debemos afrontar en los próximos años? ¿Qué cambios internos debemos llevar a cabo?

Creo que las ONG deberían contribuir más a crear tejido social, una sociedad civil. En los países que alcanzan el 0,7% del PIB hay mucha gente afiliada a las ONG, y se financian a través de socios/as y campañas, y no tanto de los fondos públicos, aunque éstos son muy necesarios. Ha habido demasiadas ONG y acabaron compitiendo unas con otras. El tercer sector necesitaría una autorregulación, deberían mirar más hacia fuera que hacia dentro.

En lo que respecta a la ciudadanía, ¿por qué debemos apoyar a las ONG?

Lo primero, por imperativo moral. A pesar de errores o defectos, las ONG siguen siendo las entidades mejor valoradas por la sociedad, y con razón. La ciudadanía debe actuar por un anhelo de justicia, de crear un mundo más justo y más equilibrado, más libre. Cualquier persona debería llevar en la cartera un carnet de una o varias ONG.