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Partos en el techo del mundo

La niña Gilda acaba de ser vacunada en el puesto de salud de Viscachani, Bolivia.

Partos en el techo del mundo

Blog de historias de mujeres embarazadas aymaras y de sus partos fotografiadas por Olmo Calvo

Madrid, 3 de abril.- Imagina que vives al norte de Bolivia y eres una mujer aymara. Estás embarazada, pero quizá no sabes que la mortalidad materna en la zona en la que vives es un de las más alta de América Latina, con 190 muertes por cada 100.000 nacimientos con vida. Aunque no conoces la estadística, has visto vecinas morir en tu aldea. Unos nacen y otras mueren; a veces hasta al mismo tiempo; así son las cosas. Celia Zafra.
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Los mensajes del gobierno y de los agentes de salud te recomiendan ir a un hospital, pero allí no conoces a nadie y lo sientes tan ajeno como los programas de mansiones de Hollywood que ponen en la televisión. Te cuentan unas amigas que a la sala de parto no dejan entrar a familiares ni a la partera de tu comunidad, que tanta tranquilidad te da, porque sabe mucho. Además, el transporte hasta allí es bien caro. Decides dar a luz en casa, como tu madre, como la madre de tu madre. Así nació tu primer hijo -qué joven eras- y la segunda, una niña que enseguida rompió a llorar. Con el tercero algo no fue bien, y el niño murió. Quizá en el hospital hubieran podido salvarle, pero llegar hasta allí tomaba tres horas de camino o más, con la carretera llena de barro como estaba ese día.
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/ Para parir al cuarto pensaste que mejor lo intentabas en Patacamaya, en la ciudad. Un día de mercado pasaste por allí, tratando de perderle el miedo a quedarte en manos de personas desconocidas. Y resultó que las cosas habían cambiado. Las habitaciones eran agradables, con colores cálidos, con frazadas para protegeros del frío invierno andino. Te informaron de que podías elegir quién querías que estuviera presente en el momento del nacimiento: podía ser tu madre, tu suegra, la partera de tu comunidad e incluso tus hijos e hijas mayores. Ni siquiera tenías que empujar tumbada en la camilla -esa postura que siempre te pareció tan rara-; podías hacerlo de cuclillas, de rodillas, como tu cuerpo se acomodara mejor al dolor. Si las cosas iban mal, el quirófano estaba allí mismo, y no habría que pagar por la cesárea.
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/ Allí vino al mundo Alejandra, toda redondita. Ahora hay que ocuparse de que ella y sus hermanos vayan creciendo y no se queden chiquitos. Dicen los informes que hacen en las oficinas que uno de cada cuatro niños o niñas de tu país sufre de desnutrición crónica, y tú ya pariste cuatro.
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Esta podría ser la historia de Marlene, de Silvia o de Elsa. Sus historias y las de sus partos las ha seguido y fotografiado Olmo Calvo, ganador del XVII Premio de Fotografía Humanitaria Luis Valtueña y ahora se pueden ver en el blog que Médicos del Mundo ha creado para mostrarlas, Partos en el techo del mundo.
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Ellas son las protagonistas de este trabajo, pero lo más importante es que quieren ser protagonistas también de sus vidas y de las decisiones sobre cómo comienzan las vidas de sus hijas e hijos.Olmo Calvo las siguió el último mes de su embarazo, retrató el momento íntimo del parto y les preguntó por sus sentimientos y sus convicciones. Un video y más de cien fotografías lo reflejan.