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Una guerra en silla de ruedas

Fotografía: Médicos del Mundo

Una guerra en silla de ruedas

"Por fin me siento libre", asegura, Grigory Fomenko, de 69 años, tras la larga travesía emprendida a causa de la grave enfermedad que le dejó varado sin poder andar hace ocho años y quien ahora dispone de una silla de ruedas que le permite desplazarse. Grigory vivía en el pueblo de Kovsharivka, cerca de Kupyansk, en la región de Kharkiv.
Esencial
  • Médicos del Mundo ha donado audífonos, andadores plegables, bastones y muletas, inodoros biológicos, colchones ortopédicos
  • Se han entregado 221 sillas de ruedas a internados, instituciones de protección social, particulares y centros sanitarios de las regiones de Kharkiv y Zaporizhzhia

Cuando le fallaron las piernas, los vecinos ayudaron al solitario hombre a sobrevivir. Algunos se ofrecían voluntarios para ir a comprar a la tienda, otros le preparaban la comida. Y entonces empezó la guerra. Grigory Fomenko recuerda a regañadientes los acontecimientos de 2022. Rememora cómo la escuela de música fue bombardeada cerca de su casa, pero las ventanas del apartamento milagrosamente permanecieron ilesas. Todos los vecinos se mudaron de repente. El hombre se quedó como único habitante del edificio de apartamentos de cinco plantas. A veces, agarrado a la barandilla, bajaba al patio para pedir a los transeúntes que le compraran comida. 

Transcurrido un tiempo, finalmente fue internado en un hospital y trasladado al geriátrico de Kharkiv, donde vive desde hace unos meses y donde dispone de una silla de ruedas que le ha cambiado la vida. Médicos del Mundo, con el apoyo financiero de la Fundación Ucraniana Humanitaria (UHF), donó a ese geriatrico seis sillas de ruedas para personas con discapacidad. Grigory fue uno de los destinatarios.  Por primera vez, en ocho años, tuvo la oportunidad de moverse. "Ahora estoy de muy buen humor. Todos los días salgo a la calle. Puedo respirar aire fresco, disfrutar de la naturaleza", explica. 

 

La donación de dispositivos de asistencia forma parte de la respuesta de emergencia de Médicos del Mundo en Ucrania para mejorar las condiciones de vida y el acceso a los servicios sanitarios, de urgencias y de atención a grupos vulnerables, principalmente personas con discapacidad, ancianos y personas con movilidad reducida. 

En concreto desde que comenzara este proyecto la primavera pasada hasta hoy, Médicos del Mundo ha donado audífonos, andadores plegables, bastones y muletas, inodoros biológicos, colchones ortopédicos y sillas de ruedas. En concreto, se han entregado 221 sillas de ruedas a internados, instituciones de protección social, particulares y centros sanitarios de las regiones de Kharkiv y Zaporizhzhia. 

De esta iniciativa también se ha beneficiado Olha Stadnik, de 67 años. Procedente de un pueblo de Kharkiv, la mujer lleva siete meses viviendo en este internado geriátrico. "La silla de ruedas me ha ayudado a vivir con más intensidad", enfatiza. Tras sufrir un derrame cerebral hace cinco años, Olha dejó de caminar, a lo que se unió la pérdida de sus dos hijos que murieron en un accidente de automóvil. Cuando estalló la guerra, fue evacuada a Kharkiv y desde marzo de 2023 es una vecina más de este geriátrico. "Ahora puedo ir a ver a mi amigo del barrio vecino. También salgo todos los días. Mi vida ha cambiado porque ahora puedo relacionarme con la gente. Ya no estoy postrada en mi pequeña habitación", dice Olha Stadnik. 


 
La donación de dispositivos de asistencia también benefició a Oleksiy Fomenko, 58 años, quien vive en el internado geriátrico de Kharkiv desde febrero de 2023. Originario de Járkiv, residente en Járkov, a Oleksiy se le quemó la casa. Durante mucho tiempo, este hombre solitario vivió en un cobertizo. Entonces llegó el invierno y la enfermera del distrito le ayudó a ir al hospital, donde le diagnosticaron una enfermedad, a causa de la cual tuvieron que amputarle una pierna.

En febrero de 2023, unos voluntarios le llevaron  al internado geriátrico de Kharkiv. "Aquí no pienso en qué comeré mañana ni en cómo pagar los servicios públicos. Aquí me cuidan y me alimentan e incluso me proporcionan una silla de ruedas", precisa. "Conocí a una mujer con la que sueño con casarme. Gracias a la silla de ruedas puedo quedar con ella. A menudo paseamos juntos por el patio del centro", concluye Oleksiy, a quien la iniciativa de Médicos del Mundo le ha ayudado a mejorar de forma notable su vida.