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Yazidíes, una comunidad que merece más que un Nobel

Fotografía: Médicos del Mundo

Yazidíes, una comunidad que merece más que un Nobel

Forzados a huir de su aldea en Sinjar, Ismael y Zere buscaron refugio en el campamento de Chamesku, el mayor para personas desplazadas internas en el norte de Irak, que acoge a más de 27.000 civiles, en su mayoría yazidíes, que han sido especialmente objetivo del Estado Islámico.

Zere relata cómo han estado viviendo allí desde 2014. “No tuvimos más remedio que huir cuando el Estado Islámico invadió nuestra aldea -explica-. Recuerdo cuando huimos; salimos por la mañana, antes de que entraran al pueblo. Algunos no tuvieron tanta suerte como nosotros, no escaparon. Pudimos llegar a este campo. No es la primera vez que hemos tenido que abandonar nuestras casas, hemos sufrido persecución y desplazamiento forzado desde 1975, pero nunca hemos experimentado algo como lo que pasamos hace 4 años. No se puede explicar”.

Les preocupa no haber tenido noticias de sus amistades desde que llegaron al campamento “ya que -precisa- están dispersos por diferentes lugares. La vida como persona desplazada no es nada fácil, nos enfrentamos a desafíos diarios como la falta de electricidad y la escasez de alimentos; tenemos mucha incertidumbre sobre el futuro”, continúa.

Tanto para Ismael como para Zere, regresar a sus hogares en Sinjar no es una opción, al menos no hasta que sea completamente seguro. Ismael explica con más detalle: “Tengo una enfermedad crónica y por eso necesito acceso continuo a un tratamiento médico y a un hospital adecuado. Mientras no pueda conseguir esto en Sinjar, es imposible regresar”.

La comunidad yazidí

La población yazidi -y en concreto sus mujeres- son objeto reiterado de abusos y violencia sexual. Incluso cuando han podido escapar de sus verdugos, la pesadilla de las mujeres yazidíes, secuestradas y reducidas a la esclavitud sexual por parte de los combatientes de Daesh, no termina con su liberación. En el campamento de Chamesku, en la frontera turca, encuentran en los equipos de Médicos del Mundo un apoyo primordial. Es una oportunidad para tratar de recuperarse mientras el dolor de la persecución, la pérdida y la humillación continúan acosándolas. Constantemente expuestas a la violencia y al miedo, enfrentan una dramática situación humanitaria.

El Nobel 2018, un premio al coraje

La activista iraquí de origen yazidí Nadia Murad, de 25 años, ex-esclava del grupo yihadista Estado Islámico, ha sido galardonada con el Premio Nobel de la Paz 2018. El Comité del Nobel ensalzó su “valor extraordinario al relatar sus propios sufrimientos y hablar en nombre de otras víctimas".

Murad vivía con su madre y sus 12 hermanos en el pueblo de Kojo, al norte de Irak, cuando el 3 de agosto de 2014 llegaron los soldados del Estado Islámico (ISIS, por sus siglas en inglés). Fue secuestrada y vendida como esclava sexual. La joven logró escapar en noviembre de aquel año, gracias a la ayuda de los vecinos. Acabó en un campo de refugiados de Irak y después se trasladó a Alemania, desde donde no ha parado de denunciar el horror al que se ha enfrentado su pueblo.

Historia de un desplazamiento masivo

La historia de Nadia, o la de la pareja formada por Ismael y Zare, son solo dos ejemplos de la situación que viven los tres millones de personas desplazadas que han generado los combates registrados desde 2014 en el norte y el oeste de Irak. Casi la mitad de ellas huyeron al Kurdistán y las zonas circundantes para escapar de la rápida progresión del Estado Islámico. La gravedad de la situación humanitaria hizo que Médicos del Mundo regresase al Kurdistán iraquí ese año, estableciendo su ayuda en los distritos de Zakho y Bamerni.

A través de nuestra delegación francesa, continuamos trabajando en los campamentos de la región de Dohuk, en el Kurdistán iraquí. En los campamentos de Dawodia y Chamisko, los equipos médicos brindan a las poblaciones desplazadas, muy vulnerables, atención primaria de salud -incluyendo la vertiente sexual y reproductiva-, atención pediátrica, apoyo psicosocial, evaluación nutricional y sesiones educativas de salud.

Más al sur, en la gobernación de Kirkuk, habilitamos tres clínicas móviles para responder a la mayor afluencia de nuevos desplazados internos y las necesidades de las poblaciones de acogida. En 2016, Médicos del Mundo comenzó a intervenir en los distritos de Sinjar y Tel Kaif de la gobernación de Ninewa, una vez liberados de la ocupación por el Estado Islámico. Dos clínicas móviles ofrecen servicios de salud, incluida la salud sexual y reproductiva y la atención de salud mental, a las poblaciones locales y las familias que se mudan después de huir.