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La comunidad internacional debe unirse para un alto al fuego permanente

Fotografía: Médicos del Mundo

La comunidad internacional debe unirse para un alto al fuego permanente

Esencial
  • Estamos muy preocupada por las condiciones de vida de la población civil de Gaza tras la reanudación de los ataques y la amenaza de una operación terrestre israelí en el sur de Gaza. 
  • Cada vez más personas necesitan asistencia sanitaria, mientras que la situación de la salud pública se deteriora rápidamente. 
  • Las órdenes de evacuación no tienen como objetivo proporcionar protección a la población civil, ya que no hay ningún lugar seguro al que pueda huir. 

 

Gaza afronta unos niveles sin precedentes de desastre humanitario, ahora la reanudación de los bombardeos condena a la muerte a miles de civiles más. Hasta la fecha han sido asesinadas más de 15.000 personas, y el resto de los 2,3 millones de habitantes del enclave asediado no solo se ven amenazados por las operaciones militares, sino también por el colapso total del sistema sanitario, la hambruna, el consumo de agua contaminada y la propagación de enfermedades transmisibles. Médicos del Mundo, que trabaja en los territorios ocupados palestinos desde 1994 se pregunta cuántos miles de civiles más morirán antes de que la comunidad internacional se una para pedir un alto al fuego permanente. 

Durante 8 semanas, la comunidad humanitaria no ha dejado de subrayar que el respeto del derecho internacional humanitario no es compatible con la continuación de las hostilidades en Gaza. ONG como Médicos del Mundo no ha dejado de insistir en la catástrofe humanitaria y de salud pública provocada por los intensos bombardeos, cuya principal víctima es la población civil. Ahora asistimos consternados a la reanudación de los combates cuando la situación sobre el terreno nunca había sido tan desesperada. 

Además, la pausa de 7 días -del 24 de octubre al 1 de diciembre-, no permitió a las agencias humanitarias atender las colosales necesidades de una población asediada y sometida a dos meses de bombardeos continuos. Más del 65% de los hospitales se han derrumbado y el resto de la infraestructura sanitaria sigue gravemente afectada por la escasez de suministros y equipos médicos.  

Las tiendas siguen sin víveres y la población se enfrenta a un alto riesgo de hambruna. La mayoría de las instalaciones de producción de agua han permanecido cerradas por falta de combustible, por lo que la población sigue bebiendo agua contaminada. El colapso total de la infraestructura de agua y saneamiento siguió empeorando las condiciones sanitarias y aumentando aún más los brotes de enfermedades infecciosas. 1,8 millones de personas siguen desplazadas, la mayoría de ellas sin un refugio adecuado, y en este contexto catastrófico, las partes en conflicto han optado por reanudar los combates.  

 

Una estructura sanitaria colapsada 

 

Médicos del Mundo alerta de que un número cada vez mayor de personas necesita asistencia sanitaria, mientras que la situación de la salud pública se deteriora rápidamente hasta alcanzar una magnitud sin precedentes. El acelerado colapso de la estructura sanitaria pone aún más en peligro la vida de todos los civiles.  

El flujo de personas heridas que son llevadas a hospitales abarrotados es cada vez mayor. Los hospitales han alcanzado más del 171% de su ocupación. Según UNICEF, las condiciones catastróficas en los centros sanitarios del sur, por ejemplo en Khan Younis "parecen ahora mismo una zona de muerte".  

Con un aumento significativo de los casos de diarrea, infecciones respiratorias agudas, infecciones cutáneas y hepatitis A, las personas más vulnerables -niños, mujeres embarazadas y lactantes, mujeres que acaban de dar a luz, personas con discapacidad- corren especial peligro. Esta es una situación insoportable: 2,3 millones de vidas corren peligro y debe evitarse mediante la aplicación de un alto el fuego permanente. 

Mientras la situación humanitaria se vuelve más desesperada cada hora, la entrega de ayuda es cada vez más difícil, ya que la operación terrestre israelí se está desplazando hacia el sur, separando la Franja de Gaza en tres partes e impidiendo la circulación de suministros humanitarios entre las zonas norte, centro y sur.  

 

Las alertas de evacuación no protegen a la población gazatí 

 

Médicos del Mundo condena las órdenes militares israelíes de evacuación en la ciudad gazatí de Jan Yunis. Las órdenes de evacuación no tienen como objetivo proporcionar protección a la población civil, ya que no hay ningún lugar seguro al que pueda huir. Las comunicaciones que el Ejército israelí hace a través del mapa de zonas de evacuación no se puede considerar protección para los civiles: la población tiene un acceso limitado a Internet debido a los cortes en las telecomunicaciones y las publicaciones en este mapa solo aumentan la confusión y el pánico al no existir un lugar seguro al que evacuar.  

Forzar a la población civil a desplazarse a zonas cada vez más reducidas, donde no se reúnen las condiciones de seguridad, refugio, nutrición e higiene, podría suponer una grave violación del derecho internacional humanitario. El desplazamiento masivo de cientos de miles de civiles a zonas cada vez más pequeñas no es compatible con esta legislación, es físicamente imposible y en absoluto sostenible desde una perspectiva humanitaria. 

Médicos del Mundo apunta a que ningún objetivo militar puede justificar la magnitud de la devastación que estamos presenciando hoy en la Franja de Gaza. Lo ha subrayado el Secretario General de la ONU: "En cuestión de semanas, las operaciones militares israelíes en Gaza han matado a un número mucho mayor de niños y niñas que el total de menores muertos durante cualquier año, por cualquiera de las partes en conflicto, desde [2017]".  

La organización recuerda que en un contexto tan atroz, el respeto por la vida humana y el derecho internacional humanitario deben prevalecer sobre cualquier otro interés político. Todos los Estados deben intensificar su presión diplomática sobre las partes en conflicto para que apliquen urgentemente un alto el fuego permanente.  

 

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