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El Premio Luis Valtueña mira al mar

Fotografía: Alfredo Matilla

El Premio Luis Valtueña mira al mar

Porque no les permitimos “migrar de otra forma”, más de 2.000 personas “han muerto ahogadas” el pasado año en el Mediterráneo, un mar que una vez fue “símbolo de apertura comercial y cultural”, destacó la secretaria general de Médicos del Mundo España, Nieves Turienzo, en la entrega de la XXII edición del Premio Internacional Luis Valtueña de Fotografía Humanitaria.

El acto, que tuvo lugar este martes, 29 de enero, en Madrid, en el espacio cultural CaixaForum, reunió a los galardonados en esta convocatoria,  Juan MedinaCésar Dezfuli, Carmen Sayago e Ignacio Marín, este último en conexión desde Venezuela, y a los siempre emocionados familiares de los cuatro cooperantes asesinados de Médicos del Mundo,  a quienes se homenajea en cada edición.

Convertido en un referente en ámbito de la Fotografía Humanitaria, las imágenes premiadas que se muestran en una exposición abierta en CaixaForum hasta el próximo 3 de marzo, recuerda a Mercedes Navarro, Flors Sirera, Manuel Madrazo y Luis Valtueña, que ejercía como fotógrafo y quien da nombre al galardón.  

Los  cuatro cooperantes fueron asesinados en Bosnia (1995) y Ruanda (1997) mientras trabajaban en proyectos de acción humanitaria.

En la presentación de esta XXII edición, Carlos Olalla, conocido por su trabajo como actor y activista de los derechos humanos,  destacó que las instantáneas galardonadas eran “un grito en el desierto de la abyección y la ignominia que se ha apoderado de nuestras vidas”.

“El antes llamado primer mundo, ese norte desnortado en el que vivimos y al que pertenecemos, se blinda construyendo muros para impedir que quienes migran y huyen por salvar sus vidas puedan llegar hasta nosotros”, apuntó.

El intento de Josepha de llegar al primer mundo fue retratado por Juan Medina, el fotoperiodista argentino afincado en España ganador de esta edición, y para quien “los importantes no son los que sacan las fotos, sino los que salen en las fotos”.

Medina, a través del ojo de su cámara, retrató a Josepha, la mujer camerunesa a la que un operativo de Proactiva Open Arms rescató de las aguas del Mare Nostrum en el verano de 2018. Sus ojos taladran al observador al igual que la instantánea protagonizada por varios hombres arropados con mantas y  cuyo frío y miedo transmite el trabajo de Medina. Con lágrimas en los ojos, agradeció a un miembro de Open Armas su gesto de lanzarse al agua a Josepha, una de la protagonistas de la serie premiada, “Vida y muerte en el Mediterráneo”.

Medina, convencido de que “muchas veces se mata al mensajero”, reivindica  la repercusión social que tienen  las fotografías humanitarias, y se niega a creer que por su cotidianidad dejen de captar la atención. Subrayó que si cada día se publican fotos de ídolos del fútbol como “Ronaldo y Messi”,  también se pueden publicar “grandes imágenes que trascienden”.

El fotógrafo Ignacio Marín, reconocido con el segundo premio finalista ex aequo junto a Carmen Sayago, saludó a los asistentes a la entrega de los premios desde Venezuela, el país protagonista de su trabajo “Crímenes de Hambre”.

Marín, quien se dirigió a los asistentes a través de un vídeo, ha regresado a Venezuela, tras los acontecimientos políticos y sociales de los último días,  para continuar con su trabajo que retrata como la angustia producida por las neveras y los estómagos vacíos han desencadenado una nueva ola de crímenes.

Carmen Sayago,  galardonada por su trabajo “Birds of Pollution”, nos muestra a mujeres que padecen el síndrome de la sensibilidad química múltiple (SQM), conocida coloquialmente como la enfermedad ambiental.

La fotógrafa que convivió con algunas de las afectadas por dicha patología, leyó la carta de una de las afectadas, en la que se detalla la situación que atraviesan y hace un llamamiento a la sociedad y a las autoridades para dejar de ser invisibles.

Dar  visibilidad a la aventura que vivió Malick fue el reto  de César Dezfulli, reconocido como primer finalista y quien siguió la aventura vital del joven gambiano.

Tras cruzar el desierto del Sahel y sufrir numerosas vicisitudes en Libia, fue rescatado en el Mediterráneo en 2016 para recalar en un centro de acogida en un pueblo del norte de Italia, donde por vez primera vio la nieve.

Fue hace cuatro años cuando este fotógrafo  comenzó a documentar la crisis humanitaria de las fronteras de Europa. “Un camino de mucho aprendizaje”,  dijo.   

“Lo empecé con el objetivo de romper desde diferentes aproximaciones la imagen homogénea de la inmigración, y poner rostro y nombre a personas concretas que se han visto en la obligación y necesidad de emigrar y cuya historia merece ser contada”, precisó.

El Luis Valtueña organiza por primera vez conferencias sobre fotografías y migraciones, que se celebrarán todos los miércoles de febrero en el espacio cultural CaixaForum, bajo el lema “Miércoles de foto”.