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Por una política de refugio que no discrimine

Fotografía: Médicos del Mundo

Por una política de refugio que no discrimine

La ONU calcula que cada minuto, 24 personas abandonan sus hogares para huir de la guerra, de persecuciones o el terror.
Esencial

Cada 20 de junio se celebra en todo el mundo el Día Internacional del Refugiado. Una fecha señalada para millones de personas que han huido de sus países de origen porque sus vidas estaban en peligro. Sin embargo, mientras Europa abre sus puertas a las personas refugiadas ucranianas, otras procedentes de otros países no tienen garantizados sus derechos más fundamentales. Es hora de que Europa cumpla el derecho internacional y aplique políticas de acogidas igualitarias para todas las personas solicitantes de asilo y refugiadas. Sin importar quiénes son, de dónde provienen o cuándo han tenido que huir.

 

Es hora de que el mundo, especialmente Europa, cumpla el derecho internacional y aplique políticas de acogidas igualitarias para todas las personas solicitantes de asilo y refugiadas. Sin importar quiénes son, de dónde provienen o cuándo han tenido que huir. 

 

Buscar refugio: un derecho humano internacionalmente protegido 

 

Refugiadas o migrantes… en numerosas ocasiones ambos términos se utilizan como sinónimos, pero no lo son. La principal diferencia radica en el motivo por el que han dejado atrás sus lugares de origen. En el caso de las personas migrantes, lo hacen para mejorar sus vidas, para acceder a un trabajo o a una educación mejor o para encontrarse con otros parientes que se han establecido en otros países, entre otras razones. Sin embargo, las personas refugiadas huyen de conflictos armados, violencia o persecuciones, siempre son situaciones en la que su vida corre peligro.  

ACNUR calculaba que a finales de 2021 había 89,3 millones de personas refugiadas en el mundo (más de la mitad niños, niñas y adolescentes). Estas cifras, lejos de disminuir, aumentan año tras año y se estima que se han incrementado de forma dramática a raíz del conflicto en Ucrania. Según este organismo internacional, el 69% de todas las personas refugiadas y desplazadas en el extranjero procedían de solo cinco países: Siria, Venezuela, Afganistán, Sudán del Sur y Birmania. 

Las personas refugiadas están amparadas por el derecho internacional que obliga a los Estados a prestarles asilo y asistencia. Una de las normas internacionales más importantes es la Convención del Estatuto de los Refugiados aprobada en Ginebra en 1951. En ella no solo define y establece unos mecanismos de protección para las personas refugiadas, sino que establece los derechos básicos que los Estados de acogida deben brindarles. Entre ellos se encuentran la protección contra la devolución y otras medidas que garantizan sus derechos humanos más básicos (como el derecho a la vivienda, a la educación o a la salud). 

 

Europa cuenta con herramientas 

 

A raíz del conflicto en Ucrania, la Unión Europea ha mostrado estos meses su cara más humana y solidaria, poniendo en marcha la Directiva de Protección Temporal (DPT). Aunque se aprobó en 2001, ha sido este año, debido a la emergencia humanitaria en Ucrania, cuando se ha activado por primera vez para las personas refugiadas ucranianas. La DPT permite brindar protección durante un periodo de entre uno y tres años a la población que huye de conflictos y garantiza su acceso a la atención sanitaria, a la educación o al permiso de residencia y trabajo. Esta directiva marca la diferencia entre ver garantizados los derechos más básicos de forma inmediata o tener que esperar los largos plazos que conlleva el habitual proceso de refugio. 

Sin embargo, no se ha adoptado para acoger a personas de nacionalidad siria, afgana, sudanesa o yemení que han llegado en los últimos años a las fronteras europeas en busca de refugio y escapando de la guerra… pero tampoco a personas en situación irregular, solicitantes de refugio, estudiantes y población trabajadora residente en Ucrania. Todas ellas se encuentran abocadas a esperas eternas, a una incertidumbre constante, con sus vidas paralizadas, en muchas ocasiones encerradas en centros de detención y con unos derechos vulnerados día a día y año tras año. 

Europa ha demostrado que tiene mecanismos y las capacidades necesarias para proteger los derechos de las personas refugiadas y garantizar su acogida. Así lo ha demostrado adoptando esta Directiva de Protección Temporal que únicamente incluye a personas con nacionalidad ucraniana, apátridas y refugiadas y sus familias, así como a migrantes con un permiso de residencia de larga duración que residían en el país al estallar el conflicto.  

En Médicos del Mundo recordamos que todas las personas que se ven forzadas a desplazarse deben tener acceso a un procedimiento de asilo justo, con garantías, no discriminatorio y rápido. Por ello, reclamamos una Europa abierta y solidaria. Una Europa que no discrimine y respete el derecho internacional. En definitiva, una Europa #SinDoblesRaseros.