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Sudán del Sur: si hay sequía, malo; si llueve, peor

Fotografía: Médicos del Mundo Sudán del Sur

Sudán del Sur: si hay sequía, malo; si llueve, peor

En Sudán del Sur se alternan dos desastres, las sequías y las inundaciones. A pesar de la grave carencia de agua, en la estación húmeda es frecuente el desbordamiento del Nilo y sus afluentes, con la erosión de las riberas y la pérdida de cultivos.

Tres meses de lluvias continuadas no dejan arrancar la temporada de terrazas en España. En las conversaciones de bar y de ascensor, la gente tuerce el gesto y los comerciantes se quejan de que las ventas de helados y de bañadores no despegan. Pero excepto sucesos puntuales, el país sigue funcionando.

En Sudán del Sur, han bastado dos semanas de lluvias intensas para que lo poco que funcionaba haya dejado de hacerlo. En la zona de Bor (estado de Jonglei), el agua ha descargado con la mayor fuerza de la última década y ha puesto en jaque a 100.000 personas. Y en jaque quiere decir que las letrinas han colapsado, que los camiones cisterna con agua limpia no pueden llegar a las comunidades -y cuando llegan, los vecinos no pueden pagar lo que cuesta- y que los niveles de agua hacen temer una epidemia de cólera.

Con este panorama, creemos que el hospital de Bor, donde trabaja Médicos del Mundo, pronto puede empezar a recibir casos de cólera u otras enfermedades de origen hídrico. Necesitamos prepararnos para este posible aumento de pacientes y reforzar la zona de aislamiento del hospital, en condiciones algo precarias.

Si hace poco contábamos que sequía no tendría por qué ser sinónimo de hambruna, tampoco unas fuertes lluvias son necesariamente sinónimo de inundaciones y cólera. Pero en países con precarias infraestructuras, diezmados por la guerra y con nula cobertura de las necesidades básicas de sus habitantes, a menudo es así. En Sudán del Sur se alternan los dos desastres, las sequías y las inundaciones. A pesar de la grave carencia de agua en el país, en la estación húmeda es frecuente el desbordamiento del Nilo y sus afluentes, lo que tiene como consecuencia la erosión de las riberas y la pérdida de cultivos.

Cerca de un 45% de las muertes infantiles están relacionadas con la malnutrición

Y cuando se inundan las zonas de cultivo y las residenciales, quienes allí viven no tienen más remedio que mudarse a un lugar seguro, así que aumenta el número de personas desplazadas internamente. Las que se vean obligadas a hacerlo ahora se sumarán a las casi dos millones ya en la misma situación, en un país que ha sufrido desplazamientos masivos a causa del hambre y del conflicto de 2013.

Los niños y niñas, los más vulnerables en emergencias como esta

En el distrito de Bor viven más de 57.000 menores de 5 años. Durante las emergencias, como estas inundaciones, los niños y niñas son aún más vulnerables de lo que ya eran. La neumonía, la diarrea y la malaria -enfermedades que tienden a aumentar cuando el acceso al agua limpia está comprometido o cuando las casas permanecen húmedas- son algunas de las principales causas de muerte, junto con las complicaciones en el parto. Cerca de un 45% de las muertes infantiles están relacionadas con la malnutrición y más de la mitad de ellas se deben a complicaciones que pueden prevenirse o tratarse fácilmente.

Qué hace Médicos del Mundo en Sudán del Sur

Trabajamos en Sur Sudán desde el año pasado, reforzando los servicios de pediatría y maternidad en el hospital de la ciudad de Bor. En estos momentos, contamos con una responsable de coordinar toda la operativa en el país, dos profesionales de logística, dos matronas y un oficial clínico. El equipo se ampliará próximamente con un coordinador sanitario.

Trabajamos para mejorar los protocolos ante la desnutrición aguda severa y sus complicaciones en los pacientes pediátricos. En la maternidad, nuestro equipo atiende partos y se enfoca en la prevención de las infecciones neonatales.

También hemos mejorado las instalaciones del hospital, aportando camas, mobiliario clínico, bandejas, cunas, mesas de exploración o básculas.

Más información

Qué pasa en Sudán del Sur

El conflicto en Sudán del Sur empezó en diciembre de 2013, y se ha extendido en los últimos años dando como resultado la mayor crisis humana internacional de la actualidad. Este conflicto ha generado desplazamientos masivos, y actualmente 1,9 millones de civiles están desplazados internamente y otros 1,6 millones han encontrado refugio en países vecinos. Desde el brote de violencia de hace cinco años, la población civil ha sido deliberada y sistemáticamente atacada sólo por la etnia a la que pertenecen (han sufrido homicidios, violencia sexual, esclavitud sexual y matrimonio forzado).

Se estima que alrededor de 4,9 millones de personas -el 42% de la población- se encuentran en situación de inseguridad alimentaria severa. La región de Jonglei, y en especial la ciudad de Bor, han sido el epicentro de la II Guerra Civil Sudanesa. Bor fue el escenario de una gran masacre en 1991 y ha sido el campo de batalla durante el prolongado conflicto en varias ocasiones. A día de hoy, sigue sufriendo tanto la violencia como la crisis económica.

La magnitud de esta crisis no tiene precedentes en ningún periodo anterior. Con ella se han revertido la mayoría de los logros conseguidos en materia de salud desde la independencia del país. Las principales causas de mortalidad son la malaria, el VIH y las complicaciones médicas derivadas de la malnutrición aguda. El país tiene uno de los peores índices de mortalidad infantil del mundo (108 por cada 1.000 nacimientos), debido a múltiples factores como la falta de acceso a servicios de salud, escasez de personal cualificado y equipado, falta de vacunas, exposición constante a epidemias como el cólera, la malaria, sarampión, meningitis o fiebres hemorrágicas. Se desconoce el porcentaje de madres en el país que dan a luz con un asistente al parto cualificado.

Los servicios de salud en Sudán del Sur

La mayoría de la población no tiene acceso a los servicios de salud, en parte debido a la extensión de la violencia. Debido a los numerosos conflictos, muchos centros sanitarios han sido destruidos o saqueados. Además, el 99% de la red de carreteras no es accesible a vehículos la mayor parte del año debido a las lluvias e inundaciones. Los desplazamientos de la población son muy comunes. Con frecuencia, las personas desplazadas internas son trasladadas a campos informales que no cuentan con la protección de la comunidad internacional y que además son bastante inaccesibles debido a la inseguridad.

Normalmente, los servicios de salud se limitan a visitas de equipos de emergencia que proveen servicios muy básicos. Las personas en los campos están en constante movimiento y no pueden ser cubiertas por servicios de salud fijos. Quienes residen en centros de población estables también reciben servicios muy pobres, debido al escaso apoyo por parte del gobierno nacional al sistema público de salud. Un médico atiende a una población de 100.000 personas, mientras que dos enfermeros lo hacen para 1.000 personas. Solo el 10% de los servicios de salud tienen personal cualificado. La financiación de los suministros médicos depende casi al 100% de donaciones.