El trabajo humanitario en riesgo: fomentar la protección del personal humanitario y sanitario para asegurar el acceso a la ayuda
El trabajo humanitario en riesgo: fomentar la protección del personal humanitario y sanitario para asegurar el acceso a la ayuda
Entre 2015 y 2020, el número de ataques contra personal humanitario aumentó constantemente. En 2021, los ataques a trabajadores humanitarios empezaron a disminuir, pero ese mismo año se contabilizó el mayor número de asesinatos jamás registrado desde 2013.ii En 2022, los expertos empezaron a notar un ligero descenso de los ataques (de 461 en 2021 a 439 en 2022), que algunos análisis vinculan a la evolución de la situación en Afganistán, pero los ataques siguieron causando daños importantes. Al menos 139 trabajadores humanitarios resultaron gravemente heridos, 185 fueron secuestrados y 115 fallecieron, según la Base de Datos de Seguridad para Trabajadores Humanitarios (AWSD, por sus siglas en inglés). Los ataques contra el personal sanitario y sus instalaciones siguen mostrando tendencias preocupantes: 2022 fue el año más violento de la última década, con un aumento del 45% respecto a 2021.iv Se produjeron 1 989 ataques y amenazas contra instalaciones y personal sanitario, con 232 trabajadores sanitarios muertos, 298 secuestrados y 294 detenidos, según la Coalición para Preservar la Salud en los Conflictos (SHCC, por sus siglas en inglés).
Cada año, más del 90% de las víctimas de atentados son personal nacional, según la Organización Internacional de Seguridad de las ONG (INSO, por sus siglas en inglés).vi Los trabajadores humanitarios y sanitarios nacionales y locales, ya trabajen para organizaciones no gubernamentales internacionales (ONGI), organizaciones no gubernamentales locales/nacionales (ONGL) o fuera del sistema de ayuda, suelen ser los trabajadores de primera línea que prestan ayuda o asistencia sanitaria en entornos difíciles y, por consiguiente, se enfrentan a los mayores riesgos. Dado que el sistema humanitario depende en gran medida de los trabajadores nacionales y locales para prestar ayuda esencial en entornos muy limitados, es prioritario abordar sus problemas de seguridad y satisfacer sus necesidades específicas.
Los agentes humanitarios y sanitarios operan en entornos inseguros, como las zonas de conflicto, lo que aumenta su exposición a la violencia. El mayor riesgo se concentra principalmente en unos pocos contextos extremadamente violentos.viii La guerra moderna y la naturaleza asimétrica de los conflictos han contribuido a esta violencia, y los trabajadores humanitarios y sanitarios se convierten cada vez más en objetivos por diversos motivos: las partes en conflicto o las entidades delictivas pueden considerarlos apoderados, fuentes de ingresos o herramientas para avanzar en sus objetivos políticos, estratégicos, económicos o ideológicos.