Salud mental en Palestina: el impacto de la violencia y el daño psicológico en Cisjordania.

En Cisjordania, la violencia militar, los desplazamientos forzosos y la destrucción de la vida colectiva han desencadenado una gran crisis que va mucho más allá de lo visible. La salud mental se ve profundamente afectada mientras la vida cotidiana se ha convertido en una sucesión de pérdidas, miedo, dolor y rupturas que dejan marcas difíciles de medir, pero imposibles de ignorar.

Desde que empezó el año 2025, más de 44000 personas han sido expulsadas de sus hogares, como resultado de una ofensiva creciente que ha generado la mayor ola de expulsiones desde 1967.  Aunque las cifras hablan por sí solas, detrás de cada número hay familias separadas, recuerdos abandonados y una incertidumbre y agotamiento que se han vuelto constantes. ¿Qué pasa cuando una comunidad vive entre redadas, bombardeos y restricciones? ¿Qué ocurre con la salud mental de quienes no solo pierden su casa, sino también la sensación de seguridad, estabilidad y pertenencia?

El informe de Médicos del Mundo elaborado entre 2024 y 2025 en distintos campos de refugiados, documenta los efectos psicológicos de la ocupación israelí sobre las personas refugiadas palestinas en Cisjordania. Está basado en datos clínicos y testimonios, y muestra patrones profundos de trauma psicológico que trascienden generaciones y afectan tanto a adultos como a niños y niñas. El análisis incluye evaluaciones, registros de síntomas recurrentes y observaciones longitudinales que permiten identificar tendencias en la evolución del trauma bajo condiciones de estrés extremo.

Violencia constante y desplazamiento: efectos en la salud mental palestina

En los campamentos de personas refugiadas de Jenin, Tulkarem, Nur Shams la vida cotidiana se ha convertido en pura supervivencia debido a las operaciones militares derivadas de la presencia militar por parte de Israel.

Los asaltos se producen sin previo aviso y de forma continuada. Bombardeos, destrucción de infraestructuras, interrupciones de los suministros básicos… ¿Cómo se puede reconstruir un hogar cuando no existe garantía de que mañana seguirá en pie? Los profesionales de salud mental destacan que este tipo de exposición intermitente pero crónica genera ciclos de hipervigilancia, que es un síntoma frecuente de quienes sufren violencia en Cisjordania.

La violencia no solo expulsa a las familias de sus viviendas, sino que las obliga a vivir en un estado de alerta permanente, un mecanismo psicológico que, sostenido en el tiempo, provoca un agotamiento emocional evidente. Las cifras lo evidencian: el 96% de las personas atendidas por Médicos del Mundo afirma que la ocupación interfiere en su vida diaria, y el 98% presenta signos graves de angustia. Todo esto muestra un deterioro acelerado de la salud mental de las personas refugiadas palestinas.

Trauma psicológico en Palestina: daño masivo y transmisión generacional

El daño psicológico documentado por Médicos del Mundo es amplio y profundo.

Según los datos de las segundas visitas psicosociales el 70% de las personas presentaba síntomas como desesperanza, estrés crónico, trastornos psicosomáticos o indefensión aprendida. Y el 74% había enfrentado múltiples episodios violentos en apenas cuatro meses. Estos datos revelan un patrón de exposición continua al trauma psicológico que impide el proceso natural de recuperación emocional.

En el medio de este contexto, surge una pregunta esencial: ¿cómo puede sanar una comunidad cuando no hay seguridad, estabilidad ni tiempo para procesar el trauma vivido y más aún cuando sigue vigente? La presencia militar no solo provoca un daño inmediato; también erosiona las condiciones necesarias para la curación psicológica. La imposibilidad de sentirse a salvo y la amenaza constante sumado a la pérdida de familiares, hogar, etc. convierte ese trauma en un bucle difícil de romper.

Este bucle tiene además un componente generacional, es decir, el resultado de esta situación es un trauma en el que las experiencias del pasado se entrelazan con la anticipación del daño futuro, generando un miedo existencial que pone en peligro la identidad colectiva palestina, alimentando el trauma generacional.

En este escenario, los niños son los más vulnerables. Muchos experimentan regresiones, ansiedad severa o una maduración emocional acelerada que les obliga a “crecer antes de tiempo”. Sus hogares y escuelas (espacios que deberían ser seguros) son invadidos o destruidos, eliminando sus refugios físicos y psicológicos.

Ocupación israelí: un patrón sistemático de daño emocional

Las conclusiones del informe sostienen que el sufrimiento causado por la ocupación israelí cumple con características de tortura psicológica, según los estándares de Naciones Unidas.

La combinación de agresiones, desplazamientos forzosos, devastación del entorno de vida y ausencia de protección genera un tormento continuo que impide a las personas tener una vida digna. Esto se debe a que:

• No hay un lugar seguro en el que descansar
• No hay una estabilidad para reconstruirse
• No hay tiempo para procesar los traumas vividos

Todo esto debilita enormemente los mecanismos de resiliencia que pueda tener cualquier persona.

En este contexto, las recomendaciones de Médicos del Mundo se centran en restaurar las condiciones mínimas de dignidad y protección:

• Garantizar el fin de la ocupación conforme a la Opinión Consultiva de la CIJ.
• Detener prácticas que puedan constituir tortura psicológica.
• Restituir el acceso a la salud mental en Palestina y la asistencia humanitaria.
• Proteger el mandato de UNRWA.
• Levantar las restricciones de movimiento que impiden el acceso a derechos básicos.

¿Puede haber recuperación psicológica sin justicia, sin libertad y sin garantías de no repetición? El informe afirma claramente que no.

Hacia la recuperación: salud mental, derechos humanos y futuro en Palestina

La situación en Cisjordania no es solo una crisis humanitaria; es también una crisis emocional y psicológica de grandes dimensiones. La violencia militar de Israel en Cisjordania destruye hogares y la capacidad de las personas para vivir sin miedo, para imaginar un futuro o para protegerse del daño psicológico y el trauma. Las conclusiones técnicas del informe indican que, sin un entorno seguro y sin el fin de la ocupación israelí, cualquier intervención en la salud mental en Cisjordania resulta limitada en su alcance.

La recuperación psicológica del pueblo palestino solo será posible con el fin de la ocupación, el respeto a los derechos humanos y el acceso garantizado a atención sanitaria, incluidas intervenciones de salud mental.