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El espacio habilitado para los temporeros de Albacete es lamentable

Fotografía: Médicos del Mundo

El espacio habilitado para los temporeros de Albacete es lamentable

Albacete, 23 de julio de 2020.- Médicos del Mundo denunciamos las condiciones lamentables en las que los inmigrantes temporeros de los asentamientos de Albacete, entre quienes se ha detectado un brote de covid-19 en los últimos días, están siendo realojados en el recinto ferial de Albacete (IFAB), un espacio sin los medios necesarios para garantizar la salud de cientos de personas: sin aislamiento, sin aseos suficientes y sin un dispositivo sanitario que monitoree los casos positivos y sus contactos.
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“La respuesta de las administraciones local y regional está lejos de ser la que garantice la seguridad sanitaria promulgada desde el Ministerio de Sanidad. Hablamos de la salud de cientos de personas, tanto de las que han sido confinadas como la de la ciudadanía albaceteña. La solución a un rebrote no es encerrar a personas en un espacio sin las condiciones mínimas de habitabilidad y sin un control sanitario adecuado”, explica Idoia Ugarte desde la Junta Directiva de Castilla-La Mancha.

Los inmigrantes temporeros que trabajan en los servicios básicos de recogida de frutas y verduras -actividad esencial que han seguido prestando durante la etapa más estricta de confinamiento en la actual epidemia- han sido trasladados en la mañana del miércoles desde los asentamientos de la carretera de las Peñas de Albacete a dicho recinto ferial, a pesar de que dista mucho de ser un espacio seguro para controlar el actual rebrote. 

“La respuesta de las administraciones locales y regionales está lejos de ser la que garantice la seguridad sanitaria promulgada desde el Ministerio de Sanidad. Hablamos de la salud de cientos de personas, tanto de las que han sido confinadas como la de la ciudadanía albaceteña. La solución a un rebrote no es encerrar a personas en un espacio sin las condiciones mínimas de habitabilidad y sin un control sanitario adecuado”, explica Idoia Ugarte, portavoz de la Junta Directiva de Médicos del Mundo Castilla-La Mancha.

Respecto al recinto ferial habilitado, este no reúne las condiciones de aislamiento en pequeños grupos necesario para un monitoreo mínimo de los contactos ante posibles casos positivos. Se les ha asignado un espacio único, dividido únicamente en dos por una marquesina, con camas, mesas y sillas como único mobiliario: ni siquiera disponen de espacios seguros donde guardar sus pertenencias.   

Tampoco se ha tenido en cuenta la delimitación de zonas para el tránsito o pasillos para acceder a los diferentes espacios, el número de aseos y duchas para las cerca de 200 personas es más que insuficiente y el lugar no tiene una correcta ventilación.

Es fundamental asegurar la limpieza del espacio, sobre todo tras el uso de los aseos; es obligatorio el uso de mascarilla en espacios comunes; poder lavar la ropa a 60 grados; asegurar un manejo seguro de la comida que se distribuya; disponer de agua y jabón en varios puntos y contar con una gestión de residuos adecuada, entre otros

Así lo explica la médica y especialista en epidemias de Médicos del Mundo, Felícitas Ibáñez, con experiencia en epidemias como la de ébola en Sierra Leona y en el establecimiento de circuitos seguros en varios hospitales públicos de la Comunidad de Madrid para dar respuesta a la actual pandemia de coronavirus y para preparar estos centros para la acogida de enfermos no contagiados de covid durante las fases de desescalada y la nueva normalidad.

Un rebrote descontrolado

Hasta el momento hay identificados 23 casos positivos en esta población, 12 de ellos aislados en el polideportivo del Instituto Tomás Navarro Tomás de la capital albaceteña, y hasta la fecha, no se han realizado las pruebas PCR a la totalidad de las personas que convivían en los asentamientos. 

Los temporeros, que están en plena campaña de recogida del ajo, han sido trasladados a este espacio sin un dispositivo sanitario. No hay un mecanismo de identificación a su llegada ni un control de la situación epidémica de estas personas, que han vivido hacinadas en los asentamientos, desde que hace 6 días se comenzaran a realizar las pruebas PCR a partir del primer caso diagnosticado. Echamos en falta, asimismo, un protocolo concreto de actuación ante cualquier incidencia que ocurra en el dispositivo.  

De igual modo, hay una ausencia total de coordinación entre el Ayuntamiento de Albacete y los Servicios de Salud de Castilla-La Mancha (Sescam) con el resto de actores implicados y las organizaciones de la sociedad civil, estas últimas dispuestas a trabajar en una respuesta adaptada a la situación.

Desde nuestra asociación nos hemos ofrecido de forma reiterada a las administraciones para facilitar asesoramiento y aportar nuestra experiencia en protocolos sanitarios de actuación ante la covid-19, y hemos expresado la necesidad de realizar un abordaje coordinado, integral y respetuoso con los derechos fundamentales de las personas afectadas.

Sin alternativas después del aislamiento 

Además, las autoridades han expresado su intención de cerrar y derruir los asentamientos afectados, por lo que nadie podría regresar tras los días de confinamiento. En este sentido, Médicos del Mundo alertamos de que no hay una solución a corto ni medio plazo para estas personas, que tendrán que abandonar el espacio habilitado tras el control del rebrote, ya que en ningún momento se ha planteado que puedan quedarse allí más tiempo del destinado al confinamiento. Además, los asentamientos no solo eran habitados por trabajadores agrícolas temporeros, sino que también había un número significativo de personas que vivían en ellos de manera permanente, para quienes esto supondrá la pérdida de su único lugar de residencia.  

Médicos del Mundo venimos denunciando desde hace años ante diversos organismos e instituciones las lamentables condiciones de vida de estos ciudadanos y ciudadanas que viven en nuestro país. Una situación de la que también se hizo eco, el pasado mes de febrero, el relator especial de Naciones Unidas sobre pobreza extrema, Philip Alston. 

Alston denunció la pasividad de la administración tras visitar lugares que muchos españoles y españolas no reconocerían como una parte de su país: un poblado de chabolas en condiciones mucho peores que las de un campamento de refugiados, sin agua corriente, electricidad ni saneamiento, cuyos habitantes (trabajadoras y trabajadores migrantes) han vivido en él durante años sin que su situación haya mejorado un ápice. Barrios incomunicados de pobreza concentrada, donde las familias crían a sus hijas e hijos sin apenas acceso a servicios públicos, centros de salud, agencias de empleo, seguridad, carreteras pavimentadas o electricidad legal.