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Nos faltan antibióticos o analgésicos para personas que migran en Centroamérica

Fotografía: Médicos del Mundo

Nos faltan antibióticos o analgésicos para personas que migran en Centroamérica

Decenas de miles de personas migran cada año de países del sur y centro de América hasta EEUU, huyendo de la violencia, la falta de oportunidades y en busca de una vida mejor. En su camino encuentran numerosas dificultades que afectan a sus derechos más básicos, como el derecho a la salud. Extorsiones, violaciones, robos y persecución: migrar es un derecho humano que no se garantiza en Centroamérica.

El norte de Centroamérica, Panamá y México viven, en todas sus dimensiones, una crisis humanitaria sin precedentes: el flujo migratorio de niños, niñas y adolescentes ha aumentado en los últimos cinco años -un 137% entre 1990 y 2020, de 6,82 millones a casi 16,2 millones (ONU DAES, 2020)- y la respuesta no se ha adaptado a estas circunstancias, permitiendo que las personas migrantes puedan transitar con una garantía de sus derechos.  

“Después de 25 años trabajando en Centroamérica, nunca habíamos visto una crisis de movilidad humana tan grande como la que hay ahora. No siempre disponemos de la medicación que requerimos para atender a las personas migrantes con calidad. A veces no tenemos antibióticos, analgésicos, material para vendar, etc, o para solucionar otros problemas más urgentes como crisis diabéticas o hipertensivas”, explica Elena Cáceres, coordinadora de Médicos del Mundo en Centroamérica. 

 

La población necesita medicamentos durante su tránsito migratorio 

Médicos del Mundo, que trabajamos para facilitar el acceso a la salud de las personas migrantes en tránsito, retornadas y desplazadas forzadas internas en Guatemala, Honduras y El Salvador, necesitamos hoy apoyo para la adquisición de medicamentos. En Guatemala su importación es prácticamente imposible y la adquisición en el mercado local tiene precios muy elevados, lo que limita las posibilidades de acceso para la población que atendemos y la capacidad de dar una atención en salud completa.  

Los medicamentos que necesitamos cubrir con urgencia son: antiinflamatorios (AINES), analgésicos, antibióticos, antiparasitarios, antihistamínicos, corticoides, antihipertensivos, insulina, antimicóticos, adrenalina, broncodilatadores, antidiarreico, antiulcerosos, antisépticos, sueros de rehidratación oral y material de curas (tales como gasas, jeringas, suturas, guantes estériles…) 

“El gasto medio de tratamiento por persona es de 7,5 euros y queremos llegar a 2.700 personas en los próximos seis meses”, añade Cáceres. 

 

¿Cuáles son las patologías más frecuentes del migrante? 

Según las atenciones brindadas en el último año, las patologías más frecuentes son: infecciones respiratorias, diarrea y gastroenteritis de origen infeccioso, trastorno de ansiedad, caries, parasitosis, gripe, traumatismos, dolores y fatiga, conjuntivitis, infecciones de las vías urinarias, trastorno de la piel y del tejido subcutáneo, alergias, amenorreas, mialgias, abscesos, heridas de distinto tipo, quemaduras y escabiosis. Se atiende además urgencias relacionadas con crisis hipertensivas, diabetes, embarazo de riesgo y bebés con complicaciones, además de secuelas inmediatas de violencia sexual. 

 

Por qué migran 

Además de los niveles de pobreza y desigualdad, la violencia generalizada a través de un alto número de homicidios, feminicidios y desapariciones constituyen elementos que pueden conducir al desplazamiento forzado de la población, en general, y de los niños, niñas y adolescentes, en particular, de los países del Norte de Centroamérica y México. 

La región vive altos niveles de violencia e inseguridad, trabajo infantil, falta de oportunidades económicas, ausencia de políticas incluyentes e impacto de amenazas naturales y el cambio climático y los desastres que suelen causar por diversas vulnerabilidades no abordadas. 

 

Qué hace Médicos del Mundo 

Médicos del Mundo, presente en la región desde hace 25 años, trabajamos para facilitar el acceso a la salud de las personas migrantes en tránsito, retornadas y desplazadas forzadas internas en Guatemala, Honduras y El Salvador. 

Trabajamos para fortalecer las capacidades del personal de las instituciones estales y las organizaciones de la sociedad civil, contribuyendo a la actualización del Protocolo de Recepción y uso adecuado para las derivaciones seguras, las normas mínimas para la protección de la infancia en la acción humanitaria, así como la salud mental y apoyo psicosocial en emergencias humanitarias y catástrofes.