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Yo no me llamo puta

Fotografía: Médicos del Mundo

Yo no me llamo puta

Madrid, 23 de septiembre de 2021.- No es casualidad que haya 200 sinónimos de la palabra “puta” en el diccionario. El término se ha usado siempre para denigrar a las mujeres y se utiliza con especial desprecio para referirse a aquellas que se encuentran en el mundo de la prostitución. Pero ellas no son “putas”; “putas” son las circunstancias de precariedad, violencia y engaño que las llevan a esa situación.
Esencial

Con motivo del Día Internacional contra la Explotación Sexual, Médicos del Mundo lanza una provocadora campaña usando este término peyorativo con el que se identifica a las mujeres en prostitución

 

Este año, el 23 de septiembre, Día Internacional contra la Explotación Sexual y la Trata de Personas, llega cuando se está tramitando en España la Ley de Libertad Sexual y está próxima a comenzar su trámite la Ley Integral contra la Trata. Es, por tanto, una oportunidad única para conseguir mejoras en la vida de quienes son explotadas sexualmente. En este contexto, nuestro objetivo es doble: por un lado, asegurar que esas normas incorporan alternativas sociales y laborales reales para que las lo deseen puedan decir #AdiósProstitución y por otro, combatir el estigma que sufren las mujeres prostituidas.

A los 7 años el padre de mi mejor amiga abusó de su hija y de mí. Desde aquel momento, lo primero que escuché fue que soy una puta, sin saber siquiera el significado de la palabra. De ahí pasé a adolescente sin darme cuenta, sintiéndome puta, sin ser puta. Siempre tenía presente que iba a ser juzgada”, cuenta una de las mujeres que participaron en el estudio “La prostitución como forma de violencia de género”, publicado recientemente por Médicos del Mundo. Un tercio de las mujeres entrevistadas en esta investigación habían sufrido violencia sexual de niñas. Algunas la siguen sufriendo ahora a manos de los prostituidores y se exponen además a agresiones en la calle. Según el seguimiento realizado por Feminicidio.net, en el período 2010-2019 fueron asesinadas 38 mujeres en prostitución.

Prostituirse es una decisión límite y a menudo ni siquiera es una decisión, sino un hecho al que se llega fruto del engaño o de la trata. El estereotipo social las presenta como viciosas, próximas al mundo de la ilegalidad, vagas o que buscan ganar dinero fácilmente, pero la mayoría son cabeza de familia, es decir, tienen menores que dependen exclusivamente de ellas tras el abandono y la falta de responsabilidad económica del padre, y también a otros familiares dependientes a su cargo. Sus vidas son cualquier cosa menos fáciles.

 

Consecuencias de la prostitución y del estigma en la salud de las mujeres

La prostitución tiene graves consecuencias para la salud tanto física como psicológica de las mujeres. Por un lado, las violencias ejercidas por quienes recurren al sexo de pago les provocan desde desgarros o infecciones genitales a lesiones por golpes. Por otro lado, las emociones que experimentan quienes están en prostitución son siempre negativas: cuando entran en la actividad, cuentan que sienten tristeza, dolor y desorientación, que luego se tornan en desconfianza, asco, humillación y vergüenza. Todo ello afecta a su autoestima y a la imagen que tienen de ellas mismas, les provoca desde insomnio a frustración y las mantiene en continuo estado de alerta. Como organización sanitaria que somos, prevenir y paliar estos efectos perniciosos sobre la salud de miles de mujeres vulnerables es una de nuestras prioridades.

¿Qué pedimos a los gobiernos y legisladores?

Entre otras medidas, tres fundamentales:

  1. Que el Gobierno central apruebe cuanto antes un Plan de Integración Laboral y Económica que ofrezca oportunidades reales a las mujeres en prostitución. Los programas concretos de apoyo que incluya este Plan deben estar adaptados a sus necesidades. Por ejemplo, una red coordinada de servicios que puedan utilizar desde cualquier ciudad, dado que muchas mujeres son forzadas a moverse de una a otra localidad constantemente.
  2. Que modifiquen la Ley de Extranjería para facilitar que las mujeres en situación administrativa irregular logren tener sus papeles en regla. La falta de documentación es una de las dificultades más señaladas por quienes quieren abandonar la prostitución, y una de las razones principales, junto a la precariedad laboral, del inicio en esta actividad.
  3. Que creen programas de acompañamiento psicosocial y sociolaboral con dotación económica para aquellas que quieran abandonar la prostitución.

Además, esperamos que la futura Ley Integral contra la Trata de Personas aborde de manera coordinada en todo el territorio estatal las medidas para hacerle frente, colocando a las víctimas en el lugar central. Esperamos finalmente que se apueste por impulsar programas formativos dirigidos a profesionales de la Administración y fuerzas y cuerpos de seguridad, personal educativo y sanitario, para combatir los prejuicios que legitiman la explotación sexual de las mujeres.

La explotación sexual en España

Es difícil calcular el número de mujeres en prostitución que hay en España, pero lo que sí sabemos es que son mayoritariamente migrantes y pobres. Se estima un número cercano a las 350.000, de las que el 80% son extranjeras irregulares (Esteban Sánchez, 2017). Esto coincide con los datos extraídos directamente del trabajo de Médicos del Mundo: el 97% de las 8.177 personas que atendimos en 2020 son mujeres y de ellas el 91,3% son migrantes a quienes la legislación pone barreras casi insalvables para legalizar su situación tanto de residencia como laboral, obligándoles a aceptar situaciones de cuasi-explotación.

Médicos del Mundo ante la prostitución y la trata

En Médicos del Mundo entendemos la prostitución como una forma de violencia de género y una vulneración de los Derechos Humanos. Se trata de un mecanismo de explotación de las mujeres basado en la desigualdad de género, que reproduce la sumisión de las mujeres frente a los hombres y el control de éstos sobre el cuerpo y la sexualidad femenina. Consideramos que el fenómeno de la prostitución debe abordarse de una forma integral y no desde una perspectiva sancionadora, sino preventiva, de reducción de los daños y riesgos, de garantía de acceso efectivo a los derechos humanos -incluido el derecho a la salud-, y ofreciendo alternativas a la situación de exclusión social que viven las mujeres en situación de prostitución. Entendemos que la prostitución y la trata son dos fenómenos indisolublemente unidos.