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Casa del Migrante: un refugio ante la vulneración de derechos

Fotografía: Médicos del Mundo

Casa del Migrante: un refugio ante la vulneración de derechos

Dejar atrás tu familia, tu trabajo, el parque o el colegio que te vio crecer, todo aquello que tenías hasta ahora. Caminar, transitar, migrar. Tratar de llegar un lugar seguro y que el camino sea tortuoso, lleno de vulneraciones y peligros, sufrir la alevosía de un drama humano incomprensible: que violen tu derecho a migrar, a buscar un buen lugar para ti y los tuyos. Es una mínima parte de lo que sufren miles y miles de personas en Centroamérica. Solo por Guatemala, penúltimo paso para llegar a los tan ansiados Estados Unidos, transitan al día más de 1.200 personas.

Marchar de Venezuela o Colombia y atravesar Panamá, Costa Rica, Nicaragua, El Salvador, Honduras, Guatemala y México con el firme convencimiento de que el camino y el lugar al que pretendes llegar no puede ser peor que de dónde vienes. Porque nadie agarra a sus bebés y los somete a múltiples violencias si de lo que huye no es peor. Es una realidad que se posterga durante décadas sin que los Gobiernos hayan conseguido dar una respuesta estructurada y eficaz a lo que no es más que un proceso natural de la vida, la migración, pero que el sistema convierte en un drama humanitario y una grave violación de los derechos fundamentales más básicos. 

Solo un puñado de datos: más de 900.000 personas viven en condiciones de inseguridad alimentaria aguda en El Salvador, Honduras registró solo en el primer trimestre de este año 908 homicidios y 6,697 personas hondureñas solicitaron asilo en México en tres meses, y 23,339 mujeres sufrieron violencia de género en solo estos tres meses en Guatemala. Asesinatos de mujeres, extorsiones de pandillas, delitos sexuales, pobreza, falta de oportunidades laborales y protección social, cambios climatológicos y otro buen puñado de razones más justifican la decisión de migrar de miles de personas cada día en Centroamérica. 

 

Los riesgos del camino 

 

El periplo no acaba con la vertiginosa decisión de migrar, más bien es cuando empieza un camino tortuoso y violento que afecta a la salud e integridad de miles de personas. 

“Los venezolanos manifiestan que su paso por la selva del Darién –frontera entre Panamá y Colombia- es el mismo infierno”, explica Estefanía Turpin, médica voluntaria del programa de la Unión Europea con Médicos del Mundo, en un centro de tránsito migratorio en el sur de Guatemala. Infecciones respiratorias, diarreas, ansiedad, traumatismos, trastornos de la piel, heridas, la lista de enfermedades y necesidades médicas no tiene fin

En Guatemala, Honduras, México y Panamá se han reportado casos de secuestro, extorsión y robo a personas migrantes en tránsito. Además, la violencia sexual contra niñas, mujeres y hombres es uno de los principales riesgos que sufren durante el tránsito. Las personas que migran sufren también los ataques de personas que viven en localidades fronterizas entre Panamá y Colombia y que se dedican al tráfico ilícito de migrantes como una forma de conseguir beneficios económicos. La mercantilización de la vulneración y del dolor. 

“De Esquipulas, en el sur de Guatemala, a la frontera con México hay 22 puestos de control policial. En todos ellos hay que sobornar a las autoridades para continuar el camino”, explican desde organizaciones sociales que acogen a migrantes durante el tránsito. 

Sin embargo, no suelen reportar la desaparición de sus acompañantes de viaje o familiares por temor a ser detenidas y deportadas, o porque desconocen los mecanismos para hacerlo. 

 

Centros refugio para el tránsito de migrantes  

 

Fruto de la movilización de la ciudadanía y de organizaciones sociales, nacen las Casa del Migrante, centros de tránsito migratorio que acogen diariamente a estas personas. Aquí tienen derecho a quedarse un día: comida, ducha caliente, una cama y atención médica y psicológica.  

Ana Judith es coordinadora de la Casa del Migrante San José, de la Pastoral de Movilidad Humana, en Esquipulas (sur de Guatemala), donde Médicos del Mundo trabaja. Por este centro pasan al día entre 100 y 200 personas que migran. Ana Judith cuenta cómo se han adaptado a las variaciones que ha experimentado la migración en Centroamérica en un lugar, el sur de Guatemala –cerca de la frontera con Honduras-, que, aunque acostumbrado a que personas migrantes transiten sus calles, no ha experimentado la misma adaptación de los recursos a la acogida de vecinos y vecinas, ni velado por el respeto de sus derechos según las exigencias de la ley internacional. 

En 2021, este centro abre sus puertas con un equipo interdisciplinar formado por varias ONG que apoyan el tránsito de migrantes en salud, psicología, trabajo social, apoyo legal, alimento, descanso, ocio y lavado de ropa, por ejemplo. Un empujón para seguir el camino con dignidad. Un refugio tras duras etapas del camino hacia EEUU que en muchos tramos acaba con su paciencia y también con amigos y compañeros. 

La consulta de Médicos del Mundo en la Casa del Migrante de San José siempre está vacía cuando no hay pacientes. A Estefanía, una de las compañeras de Médicos del Mundo que atiende a las personas migrantes, hay que buscarla en los pasillos, en el comedor o en el jardín. 

“No es solo importante estar aquí en el consultorio como estar fuera, estar en el jardín hablando con la gente, estar en las comidas, escucharlos cuando llegan, cuando se van, sus historias, preocupaciones y sueños. Es importante saber el contexto para tratar las enfermedades orgánicas y psicosomáticas: para tratar a las personas hay que saber qué viven, de dónde vienen y hacia dónde van. Yo creo que es parte de una buena medicina”, explica con tremenda sensibilidad la doctora. 

 

El trabajo de Médicos del Mundo 

 

El objetivo de la organización en estos centros de tránsito migratorio es conectar a los migrantes al Sistema Nacional de Salud; recordarles que por ser migrantes no pierden su derecho a la salud. También apoyar al sistema de salud público a integrar la atención al migrante, que tiene sus particularidades, en su propio sistema. 

Médicos del Mundo, presente en la región desde hace 25 años, trabajamos para facilitar el acceso a la salud de las personas migrantes en tránsito, retornadas y desplazadas forzadas internas en Guatemala, Honduras y El Salvador.  

Trabajamos para fortalecer las capacidades del personal de las instituciones estatales y las organizaciones de la sociedad civil, contribuyendo a la actualización del Protocolo de Recepción y uso adecuado para las derivaciones seguras, las normas mínimas para la protección de la infancia en la acción humanitaria, así como la salud mental y apoyo psicosocial en emergencias humanitarias y catástrofes.